El 2024 será recordado por los cubanos como uno de los años más desafiantes en términos de desastres naturales, debido al impacto de la activa temporada ciclónica y la sacudida del oriente del país con temblores intensos que ocasionaron importantes afectaciones socioeconómicas y al mismo tiempo dejaron una lección de unidad y solidaridad.
A finales de año dos huracanes golpearon directamente al territorio nacional y múltiples sismos de mediana y baja intensidad afectaron la región oriental cubana.
Oscar golpeó tierra con categoría 1 de la escala Saffir Simpson el domingo 20 de octubre por las inmediaciones de la ciudad de Baracoa y se mantuvo estacionario durante casi 24 horas en la zona oriental de Guantánamo, provocando inundaciones sin precedentes por intensas lluvias, la pérdida de vidas humanas (siete en total), y daños a miles de viviendas y bienes de primera necesidad.
Sus embates fueron devastadores en los municipios de San Antonio del Sur, Imías, Baracoa y Maisí, donde luego de dos meses del paso del devastador meteoro continúan las labores de recuperación.
A inicios de noviembre, otro evento hidrometeorológico puso en alerta a los cubanos. El huracán Rafael atravesó la occidental provincia de Artemisa con categoría 3, generando la destrucción de miles de viviendas y daños fundamentales a la infraestructura eléctrica, así como a la agricultura.
Ambos fenómenos llegaron en un contexto de emergencia por déficit de generación de energía eléctrica, y lamentablemente sus severas afectaciones conllevaron, unido a la escasez de combustible, a desconexiones totales del Sistema Electroenergético Nacional.
De acuerdo con Instituto de Meteorología, 2024 dejó 18 Tormentas tropicales, 11 alcanzaron la categoría de huracán y 5 llegaron a ser de gran intensidad. Helene fue el ciclón tropical más catastrófico de este año.
Pero, todavía no terminaba la temporada ciclónica y varios eventos sísmicos, tres superiores a los 6 grados en la escala Ritcher, golpearon nuevamente al oriente del país, especialmente a las provincias de Granma y Santiago de Cuba.
Entre noviembre y diciembre, esta zona del archipiélago cubano fue afectada por tres sismos de significativa magnitud y numerosas réplicas. En total en este año han sido perceptibles unos 137 sismos.
En 2024 ocurrieron los sismos más fuertes de los últimos 90 años en Cuba.
Según reportes de autoridades cubanas, los huracanes Oscar y Rafael y la actividad sísmica dañaron a más de 34 000 viviendas, con diferentes afectaciones entre derrumbes totales, parciales y de cubierta principalmente. En la agricultura se notificaron pérdidas en una 37 000 hectáreas de tierra dedicadas a la producción agropecuaria.
Este año también fue muy destructivo en otras partes del mundo con reportes de varios desastres naturales significativos que tuvieron gran impacto en la vida humana y el medio ambiente como el destructor terremoto de magnitud 7.6 en Japón a inicios de 2024.
Más tarde el azote de la ola de incendios forestales que afectó países como Chile, México, Perú y Canadá, y recientemente la Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) que generó lluvias torrenciales e inundaciones devastadoras en España dejando al menos 231 muertos y pérdidas materiales millonarias.
2024 deja claro que los eventos naturales son cada vez más intensos y destructivos. El mundo se enfrenta a una carrera contrarreloj para hacer frente a los efectos del cambio climático que ya son palpables con creciente amenaza.
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