¿Visitó Henri Cartier-Bresson la ciudad de Holguín?

El joven intelectual Erian Peña Pupo es una suma de nombre y apellidos muy breves y de un largo don de oficios de senderos del saber. Algunos llegaron a él de la misma condición humana rodeada de la bruma de lo inexplicable como es la definición de poeta. Lo que nos ha permitido tener a disposición del lector sensible sus poemarios Puertas para huir de la casa (Ediciones Santiago, 2015), Palabras de canje (Ediciones Vigía, Matanzas, 2022) y Hojarasca de las formas (Ediciones La Luz, Holguín, 2022). Además, la noveleta infantil No me olvides (Ediciones Luminaria, Sancti Spíritus, 2021) y el plaquette de narrativa Entre dos viejos pánicos (Áncoras, Matanzas, 2023). Posee en proceso de edición, por el sello de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano, la investigación Imágenes en tránsito. El cine de Eduardo Manet en Cuba, resultado de su Maestría en Cine Latinoamericano y Caribeño, por la Universidad de las Artes-ISA y la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano (La Habana).

Erian es también miembro de Uneac, de la Asociación Hermanos Saíz (AHS), de la Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica (Fipresci) y la Asociación Cubana de la Prensa Cinematográfica (ACPC). Y profesor de las asignaturas Cine Cubano y Cine de América Latina en la filial en Holguín de la Universidad de las Artes (ISA).

Conocemos, además, de diversos premios literarios que ha obtenido, como las becas Ángel Augier (Uneac, Holguín) en 2023 y Juan Francisco Elso de Investigación sobre Artes Visuales (AHS, 2022) y los premios Bladimir Zamora In Memoriam, de Periodismo (2024); Eliecer Lazo de Cuento en 2022 (Matanzas); Paco Mir de Cuento 2022 (Uneac, Isla de la Juventud); América Bobia (Matanzas, poesía) 2021; Nacional de Periodismo Cultural Rubén Martínez Villena 2021; La isla en peso (Guantánamo, poesía) en 2020; Casatintas (Sancti Spiritus, narrativa infantil) en 2019; Cuentos Fríos (Matanzas) en 2018; Juegos Florales, Santiago de Cuba, en 2014; Memoria Nuestra 2014 (Holguín); Nuevas Voces de la Poesía, Holguín, 2014. Ha recibido Mención en el Premio Celestino de Cuento y en el Premio Emilio Ballagas.

Con tantos éxitos‚ sin embargo‚ no deja de ser sorpresa mayor el premio que le fue otorgado por la Casa Víctor Hugo de La Habana, la Asociación Cuba Cooperación Francia y la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana. El objetivo de este concurso es estimular la investigación y la creación artística y literaria sobre los contactos e influencias entre las culturas francesa y cubana. En la cuarta edición del certamen‚ que se enmarcó en la celebración del 500 aniversario de La Habana‚ el lema fue La Habana: 1519-2019. Cinco siglos de contribución francesa al movimiento cultural cubano.

El premio convocó en dos categorías: Ruy Blas y Casilda, la primera para jóvenes ensayistas y amantes de la cultura francesa, en general, que fue la que obtuvo Erian, y la segunda para investigadores reconocidos en el ámbito literario y académico, con libros y experiencia. El galardonado fue el importante ensayista, narrador, poeta y profesor camagüeyano Roberto Méndez Martínez.

El premio consiste en un viaje a París de una duración de dos semanas aproximadamente. El mismo según la convocatoria “…seguirá una ruta cultural e implicará una contribución a la promoción del premio y un programa de investigación sobre un asunto vinculado con el tema del premio”. Los premios se entregaron en noviembre, en el marco de la celebración del Coloquio Internacional Víctor Hugo, visionario de paz y el 500 Aniversario de la Fundación de La Habana.

Erian obtuvo el galardón con un ensayo titulado La mirada cubana de Henri Cartier-Bresson, que aborda las estancias del famoso fotorreportero francés en Cuba, la primera en 1934 y la otra, la más conocida, en 1963. Dejemos que sea el joven periodista que nos cuente su aventura, en ocasiones, casi policiaca tras las huellas del fotógrafo galo.

Háblame de ese ilustre fotorreportero…

¿Visitó Henri Cartier-Bresson la ciudad de Holguín? 0
Henri Cartier-Bresson. Foto: Arhivo

“Henri Cartier-Bresson nació en Chanteloup-en-Brie, cerca de París, el 22 de agosto de 1908. Su obra la conocí mientras cursaba la carrera de Periodismo en la Universidad de Holguín, donde me gradué hace ocho años. Cursamos dos semestres de fotografía y casi siempre las primeras clases en estas asignaturas abordan su historia y evolución. Es conocido como el padre del fotorreportaje moderno y su obra es referencia obligada.

“A lo largo de su carrera retrató a personajes como Pablo Picasso, Henri Matisse, Marie Curie, Édith Piaf, Fidel Castro y Ernesto Che Guevara. Estaba en la India cuando el asesinato de Gandhi en 1948; poco antes se había reunido con él. Fotografió, además, su funeral. Participó en la Guerra Civil Española, donde filmó un documental sobre el bando republicano titulado Victoria de la vida. Como reportero estuvo en la Segunda Guerra Mundial. Fue testigo de la ocupación alemana y la posterior liberación de París, también de la entrada triunfal de Mao a Pekín… Imagina que fue el primer periodista occidental que visitó la Unión Soviética tras la muerte de José Stalin.

“Cartier-Bresson fotografió, además, parte del proceso de descolonización en África, el Mayo del 68 en París… Poco después se retiró del mundo de la fotografía y retomó su afición juvenil por la pintura, hasta su muerte en 2004. Fundó, además, junto a Robert Capa y otros importantes fotógrafos, la agencia Magnum. En 2002 creó una fundación encargada de reunir sus mejores obras, en el barrio de Montparnasse (la pude conocer y visitar cuando estuve en París y además, trabajar con los archivos sobre Cuba, una joya por la cantidad de imágenes inéditas que posee, sobre todo de 1963)”.

¿Qué nos puedes decir de su vinculación con Cuba?

“Conocía de su visita a Cuba a inicios de la Revolución, pero fue una foto circulando por las redes sociales lo que me llamó la atención y me hizo investigar su obra. La foto muestra el corredor de La Periquera a inicios de los sesenta: una mujer y dos niñas caminan hacia la cámara, otras personas lo hacen en sentido contrario; las vidrieras con los maniquíes y los trajes; los toldos para ocultar el sol; las revistas y periódicos…

“Muchas personas en Facebook aseguraban que esta foto era de la autoría de Cartier-Bresson y eso me llamó la atención, por lo que empecé a investigar. ¿Estuvo en Holguín en su segunda visita a Cuba a inicios de 1963? ¿Esa foto realmente es de quien fuera nombrado por muchos “el ojo del siglo XX”? Ese fue el detonante, el punto de partida…”

¿Qué fuentes consultaste?

“Muy poco se ha escrito sobre las estancias cubanas de Henri Cartier-Bresson. Casi nada. Lo publicado aborda, con muy poca información, la visita de 1963, cuando ya era una personalidad en el mundo de la fotografía y el Periodismo. Entonces vino contratado por la revista estadounidense Life. De esa visita son sus fotos más conocidas sobre Cuba: milicianos en las calles, obreros, Fidel Castro, el Che… Pero realizó muchísimas más, no incluidas en Life, que amplían considerablemente su visión sobre Cuba; incluso él mismo escribió el texto que acompaña el fotorreportaje y dejó anotaciones (cada foto, en los archivos de su Fundación, está acompañada por sus notas).

“Pero de su estancia de 1934 casi no aparece nada… Entonces no era conocido y estaba influenciado en la fotografía por el surrealismo, movimiento que lo marcaría por toda su vida.

“Encontré algún que otro artículo sobre su obra, pero que tocaban aspectos conocidos. El crítico y periodista Pedro de la Hoz escribió a propósito de su muerte en 2004, abordando la visita de 1963, las fotos realizadas a Fidel Castro y la influencia en fotógrafos cubanos como Korda y José Alberto Figueroa. El escritor Lisandro Otero también publicó un artículo entonces, incluida en una antología suya.

“Quien más escribió sobre Henri Cartier-Bresson —y creo quien mejor lo abordó en Cuba— fue la investigadora y crítica de arte Adelaida de Juan. Ella y su esposo, el poeta y ensayista Roberto Fernández Retamar, fueron sus anfitriones en La Habana, cuando realizó el reportaje para Life en 1963. Henri Cartier-Bresson tomó fotos de Retamar, la pequeña Laidi Fernández de Juan, el entierro del gran Benny Moré…

“Adelaida de Juan publicó más de un artículo sobre Henri Cartier-Bresson, incluido uno esclarecedor en La Gaceta de Cuba. Pero no menciona en ninguno de ellos una posible salida del fotógrafo de predios habaneros…

“Consulté, entre otros materiales, una amplia biografía en inglés, un documental sobre su obra llamado Henri Cartier Bresson Biographie eines Blicks (Heinz Bütler, 2003) y el reportaje de Life. Además, ediciones de El Diario de la Marina, que recoge su estancia como parte del grupo comisionado por el Museo del Hombre, en París, que integraba una expedición que acompañaría el trazado de una carretera desde México hasta la Patagonia, pero esta nunca llegó a realizarse y el grupo quedó disperso por la región.

“Al principio solo pude acceder a las páginas fotografiadas de la revista Life, luego en París la tuve en las manos. En ella se incluyen fotos tomadas por Henri Cartier-Bresson en Camagüey (una miliciana frente a una tienda) y Santiago de Cuba (unos ancianos vestidos de pulcra guayabera, frente a una mesa de un establecimiento comercial).

“Me preguntaba: Si estuvo en Camagüey y Santiago, ¿pudo estar entonces en Holguín? Pero la prensa holguinera de la época no lo menciona (a pesar de ser una reconocida figura) y esto me traía nuevas interrogantes… Amigos de Camagüey me confirmaban que no tenían datos de su estancia en esa ciudad, aunque la foto confirmara que estuvo allí.

“A estas alturas, la investigación tomaba otros rumbos y por suerte no se limitaba a ámbitos locales, sino a sus visitas a Cuba. Aun así, después que fui triangulando toda la información, me seguía preguntando por el germen de la misma: ¿Henri Cartier-Bresson estuvo o no en Holguín a inicios de 1963? Esa fue la mayor dificultad y al mismo tiempo la más importante motivación. A partir de este pie, digamos que surgió el ensayo donde abordo las dos estancias del famoso fotógrafo francés en Cuba”.

¿Hiciste un estudio biográfico o se trató más bien de su relación testimonial con Cuba a partir de la imagen fotográfica?

“No me planteé hacer un estudio biográfico, pues su vida y obra es ampliamente estudiada y conocida, sobre todo en Europa y a partir del trabajo de su Fundación en París.

“Me propuse abordar —lo más ampliamente posible— sus visitas a Cuba, pues aún queda una especie de vacío dentro de nuestros estudios sobre fotografía, importante para conocer el trabajo que realizó aquí una figura tan importante como Cartier-Bresson, su influencia en los fotógrafos de la “época dorada” de la fotografía cubana…

“Cuando vino en 1934 —imaginemos la convulsión política de esos años— no era un fotógrafo reconocido (llegó de tránsito hacia México) y‚ sin embargo‚ tomó una de sus obras más entrañables. Un año antes de fallecer, el tres de agosto de 2004, en Montjustin, región francesa de Provenza-Alpes-Costa Azul, la Biblioteca Nacional de Francia realizó una gigantesca retrospectiva con 350 de sus mejores fotos, en homenaje a sus 95 años. La instantánea que él mismo eligió como símbolo y portada de esa exposición fue aquella tomada en 1934 a los simples caballitos de madera de un tiovivo en Cuba y que, además, es la fotografía suya con mayor precio en una subasta: se vendió el 16 de noviembre de 1999 por 24 mil 030 dólares. Titulada Cuba (1934), esta fotografía estaba entre las preferidas de Cartier-Bresson. En la investigación en sus archivos pude encontrar otras fotos de 1934 posiblemente tomadas en Cuba, a partir de un estudio de los rasgos y los temas, de la propia imagen.

“Cuando regresó a La Habana en 1963 venía interesado en observar con sus propios ojos, esos que habían captado tras el lente de su Leica los grandes momentos del siglo XX, una Revolución diferente a las que había presenciado con anterioridad: una “revolución sin ideología”, como la había llamado Jean-Paul Sartre en 1960, pero que ya para enero de ese año se había inclinado hacia el socialismo en la compleja balanza de la geopolítica mundial.

“Él mismo se consideraba un testigo de “la sucesión de utopías” y Cuba, entonces, era el sueño palpable de las utopías de izquierda. Pero La Habana de boinas y milicianos fusiles al hombro no era la misma que conoció en su primera estancia: ni Cuba ni el fotógrafo eran iguales. La Isla, que había decretado su carácter socialista en 1961, vivía una Revolución social que la trasformaba radicalmente desde sus cimientos, y Henri Cartier-Bresson era considerado uno de los más importantes fotógrafos del mundo.

“Las fotos publicadas en Life —incluso los textos, como te había comentado, son suyos— bajo el título Inside Castro´s Cuba. A Penetrating Report in Pictures by Henri Cartier-Bresson, son mucho más conocidas. Documentan los inicios de la Revolución cubana, sus líderes, pero también momentos cotidianos: los obreros, los campesinos, las mujeres, las personas en las calles, los milicianos, varios artistas amigos…”

¿Cuáles fueron las mayores dificultades que encontraste?

“Las mayores dificultades —como hemos visto— estuvieron en la ausencia de información al respecto. La primera visita no quedó documentada, salvo por la famosa fotografía del tiovivo y las pequeñas notas en El Diario de la Marina, que no se enfocaban en Cartier-Bresson sino en el grupo del cual era parte y que partiría hacia México (de regreso de México volvió a tocar tierra cubana, de paso hacia Estados Unidos). Y la segunda, siendo una figura reconocida, como tantas que nos visitaron, tampoco fue muy abordada, salvo, tiempo después, por quienes lo conocieron en esos años.

“Aun teníamos pendiente si la foto del corredor de La Periquera era suya o no… Que sepamos por sus fotos, estuvo en Camagüey y Santiago y quedaba la posibilidad de que estuviera de paso por Holguín. Aquella foto de La Periquera bien podría ser una obra suya, pero en la Fundación no aparece, no está en los tan cuidados archivos, ni siquiera como un negativo, sin imprimir… Para alguien tan meticuloso y obsesivo con el orden, cada imagen suya, con sus notas, está bien registrada; lo que nos hace confirmar que no es de su autoría y que si llegó a pasar por Holguín, no tomó imágenes o si lo hizo, no las imprimió. Solo se pueden imprimir las que él autorizó en vida”.

Adelaida de Juan, poco antes de fallecer —gracias a la mediación de su hija, Laidi Fernández de Juan—, me aseguró que, según lo que recordaba, no había estado en Holguín.

“Eso no me desilusionó para nada, pues esa foto que circuló por las redes sociales fue el germen para investigar sus dos estancias en Cuba. Eso fue lo más importante. Saber, además, que la investigación me regaló un premio como el Casa Víctor Hugo me alegra. El jurado estuvo integrado por los especialistas Clémentine Renée Lucien, María de los Ángeles Pereira, Rafael Acosta de Arriba, que conoce y ha investigado a fondo la fotografía en Cuba, Jesús David Curbelo y Gualfrido Hernández Vidal. Ellos premiaron el ensayo La mirada cubana de Henri Cartier-Bresson por «el rigor histórico de la investigación y la calidad de la escritura», según la propia acta del jurado. Y el viaje a París, con sus museos, desde el Louvre hasta el Pompidou o Versalles, ha sido uno de los momentos más hermosos que me ha regalado la investigación”.

¿Para ti qué significa la fotografía en la prensa?

“La fotografía en la prensa —unidas casi desde el surgimiento de la primera— es más que importante para el desarrollo del Periodismo. Y además para la historia. La de Cartier-Bresson, por ejemplo, es una cartografía de los principales momentos del siglo XX”.

¿Cómo la has utilizado?

“Las nuevas tecnologías han condicionado su creciente desarrollo y cada día es más importante el uso de las fotografías y otros elementos audiovisuales en la prensa. Particularmente sí he utilizado la fotografía, tanto mías como de fotógrafos amigos, para acompañar mis artículos de prensa. Ya está al alcance de la mano en un teléfono móvil”.

¿Tú has desempeñado las funciones de fotógrafo?

“Muchas veces tomo yo mismo, con la cámara del celular, las fotos que acompañan mis textos…

“Soy amante del lente como arte y de la buena fotografía de prensa que vale tanto como un artículo, pero como no tengo cámara fotográfica adecuada, más allá de la del propio celular, prefiero las de amigos que conocen el lente y sus misterios mejor que yo”.

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