Hace algunos años el canal Cubavisión de la TV cubana, en su espacio cinematográfico de los domingos Arte 7, transmitió las ocho temporadas de la serie ‘Monk’. La producción televisiva de nacionalidad estadounidense, fue creada por Andy Breckman y empezó a emitirse el 12 de julio de 2002 en la cadena USA Network. El protagonista, interpretado de manera cabal por el actor Tony Shalhoub, padece de trastorno obsesivo compulsivo (TOC).
Adrian Monk era un brillante detective de homicidios que trabajaba para el departamento de policía de San Francisco, California, hasta que su esposa Truddy falleció en un atentado con coche bomba en 1997. Tras este evento sufrió una crisis nerviosa, se quedó catatónico por un tiempo y no quiso salir de su casa durante los tres años siguientes. Con la ayuda de la enfermera Sharona Fleming pudo finalmente salir y comenzó a ofrecer servicio de consultoría a la policía en casos de especial dificultad. El Capitán Leland Stottlemeyer y el teniente Randall Disher suelen llamar a Monk cuando son incapaces de solucionar un proceso. Stottlemeyer se desespera a menudo por culpa de lo que considera “manías” de su amigo y colaborador, aunque lo respeta y admira su peculiar manera de observar las pruebas y resolver los crímenes.
La atención obsesiva de este personaje a diminutos detalles inapreciables para los demás le conduce a discrepar siempre de las teorías aparentemente más obvias, a encontrar patrones de conducta y conexiones entre casos y personas. Durante la serie, mientras ayuda en la solución de numerosos y complicados procesos criminales, continúa investigando la muerte de su mujer, el único caso que no es capaz de resolver hasta el último capítulo de la octava temporada.
En una escena que se desarrolla en un hospital gineco-obstétrico, al que van preguntando sobre una partera, Monk intenta, obstinadamente y con mucha angustia, enderezar un cordón umbilical de una maqueta de un niño recién nacido. Un obstetra le señala que no debe hacerlo, pues en realidad el cordón umbilical no es recto, es torcido. El Capitán Leland le dice al médico: “El de él seguro que era recto”.
Una de las principales característica del trastorno obsesivo compulsivo es la preocupación por el orden, el perfeccionismo y el control mental, a expensas de la flexibilidad y la espontaneidad. Este patrón de comportamiento, por lo general, se presenta al comienzo de la edad adulta y puede desencadenarse por diversas situaciones. Esto de la preocupación por el orden se ejemplifica en otra escena en la que el Capitán de la policía y su equipo hacen un registro en la casa de un sospechoso y nuestro Sr. Monk, compulsivamente, se pone a acomodar algunas cosas que están desordenadas. El Capitán, al borde de la desesperación, le dice: “Deja eso, no vinimos aquí a organizar esta casa”.
Los sujetos con este trastorno intentan mantener la sensación de control mediante una gran atención a las reglas, los detalles, los protocolos, las formalidades. Tal como Monk son demasiado cuidadosos y muy propensos a las repeticiones, sobre todo para comprobar los posibles errores. Muestran una excesiva dedicación al trabajo, con la exclusión de las posibles actividades de ocio. Normalmente posponen los momentos de esparcimiento, de tal forma que nunca o casi nunca llegan a realizarlos y cuando lo hacen se sienten incómodos, e incluso, llegan a pensar que están perdiendo el tiempo. Todas las aficiones que realizan necesitan que sean organizadas de forma seria y realizan un duro esfuerzo en ellas, lo que les importa es que su ejecución sea perfecta.
Quienes sufren el trastorno obsesivo compulsivo suelen ser muy inflexibles e incluso tercos en las cuestiones morales o éticas. Son muy rígidos al respetar la autoridad y las normas que insisten en cumplir estrictamente. Por otro lado se preocupan en demasía de la higiene y se angustian ante la posibilidad de contraer enfermedades. Es por ello que Adrian Monk se limpia las manos constantemente con un pañuelo o toallitas sanitarias.
Puede suponerse, por lo ya explicado, que estos individuos son incapaces de delegar trabajo en otras personas. Insisten en que las cosas deben hacerse como ellos dictan e incluso se ofenden cuando alguien sugiere cualquier otra alternativa posible para realizar la tarea, están tan inmersos en su propia perspectiva que no son capaces de admitir y ver como buenos otros puntos de vista. Son rígidos y obstinados. Planifican con mucha cautela todo tipo de detalles.
Luego de resolver el caso del asesinato de su esposa, Monk, al parecer, resuelve también su trastorno. En una de las escenas finales le dice al capitán: “He perdido mucho tiempo en la vida. He vivido como un prisionero, he sido un prisionero… desde Truddy… Me he pasado tres años limpiándome las manos constantemente con el pañuelo”.
En los últimos minutos de la serie Monk se considera ya retirado de las investigaciones, deja las obsesiones y compulsiones, saluda a las personas, no se lava las manos con frecuencia, hasta iba a ir al cine, cosa que había dejado de hacer por 12 años. De momento llaman por teléfono, la policía lo necesita para resolver otro caso; se pone el abrigo y va a la cocina a revisar si la estufa estaba apagada. Tenía que hacerlo, ya una vez se le había quedado abierta, se había salido el gas, y ese hecho seguía grabado en su mente, lo que le producía la duda obsesiva.
Aquí un diálogo del exdetective con su psicoterapeuta.
– Monk… ¿Cómo te sientes?
– Sé cómo debería sentirme… Debería sentirme feliz… pero no es así.
– Han sido doce años… doce largos años tratando de encontrar al asesino de tu esposa, eso le daba sentido a tu vida… Pero eso ya terminó.
– Sí…
– Pero ahí afuera te espera lo desconocido y lo grandioso.
– Es que no me gusta lo desconocido.
– Si es desconocido… ¿Cómo sabes que no te gusta?
– Y si es desconocido… ¿Cómo sabes que es grandioso?
Varios Premios Emmy, del Sindicato de Actores, Globos de Oro y Premios Edgar recibió la serie en diferentes categorías. En tanto Tony Shalhoub, en lo individual, recibió varios premios a la mejor interpretación como actor principal en una serie comedia por encarnar al Sr. Monk y su trastorno obsesivo compulsivo, magistralmente personificado.
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