La ciudad de Bayamo situada prácticamente en el centro de la provincia de Oriente era todo un símbolo para los españoles e insurrectos durante las guerras de independencia. Allí se había iniciado la conspiración que dio origen a la contienda de 1868. Fue además la primera capital de la Cuba Libre. En el sentido material el dominio de ella significaba, en esencia, el tener un punto de operaciones para actuar en las extensas llanuras del Cauto. La ciudad estaba muy bien defendida. Además, en caso de ser atacada, los españoles no dudarían en movilizar poderosas fuerzas de Manzanillo, Tunas, Holguín o Santiago de Cuba para evitar perderla. Por lo que Calixto García Iñiguez elaboró un complejo plan que consistía en someterla a un intenso bloqueo.
Bayamo tenía dos vías fundamentales de abastecimiento. Una por el río Cauto hasta Cauto Embarcadero, y de allí, por tierra, a la ciudad; la otra, por tierra desde Manzanillo. La primera era más segura, pues el camino del Cauto Embarcadero a Bayamo era mucho más corto y estaba protegido por fuertes. La segunda, significaba atravesar una extensa zona de terrenos bajos y boscosos. Calixto decidió interrumpir la vía del Cauto para obligarlos a conducir los convoyes por el otro camino. Esta tarea no era fácil. Los españoles tomaron medidas para mantenerlo abierto, construyeron poderosos fuertes como el de Cayama y el del Guamo en la rivera del río. Situaron cañoneras, blindaron lanchones e incluso, en ocasiones, utilizaron dos columnas que avanzaban por las riberas del río, paralelas a los barcos.
En respuesta a esto el General holguinero organizó la brigada volante del Cauto, bajo el mando de su hijo Carlos García Vélez, cuyo objetivo fundamental era cerrar esta vía. Calixto había decidido que su hijo Carlos se encargaría de situar minas subacuáticas en el río para volar un buque enemigo. Para esto le puso bajo su mando a un experto electricista y le asignó una cantidad importante de dinamita que se encontraba en la prefectura de Mala Noche en territorio holguinero. Además impartió órdenes al jefe de las fuerzas de Manzanillo para que completara la pequeña unidad asignada a Carlos García. Todas estas órdenes se cumplieron con precisión. Carlos supo aprovechar todos los recursos y medios asignados a él. Se consiguió unos grandes garrafones donde hizo situar el explosivo. Colocó dos hileras de estos garrafones sujetos de una cuerda que por medio de una roldana bajaba y subía de forma que siempre estaban sumergidos y era imposible de ver desde la superficie. Los unió por medio de un cable eléctrico a un dispositivo que los haría estallar. Situó dos hileras paralelas de garrafones a cierta distancia una de la otra. De esa forma si la primera no estallaba al accionar el dispositivo lo debía hacer la segunda.
Mientras se esperaba la llegada de un convoy enemigo los mambises realizaron varias acciones. Así el día 12 de enero de 1897 capturó y destruyó en la boca del Cauto 11 embarcaciones pequeñas o cayucos que se ocupaban en la pesca para el pueblo de Manzanillo. Pero podían descubrir la emboscada preparada en el río y hacerlo público. El día 15 por medio de un petardo de dinamita rompió y destrozó una chalana que podía trasladar alrededor de 400 hombres. Era utilizada por los españoles para cruzar de uno al otro lado del río las columnas de operaciones.
En la mañana del 17 de enero de 1897 Carlos al frente de sus hombres permanecía en el lugar conocido por Paso del Agua en las riberas del río Cauto. Allí había situado las dos hileras de minas subacuáticas. Los vigías le informaron que dos cañoneras hispanas se acercaban lentamente por el río. Carlos había dado órdenes para que no se hostigaran. Desde sus posiciones Carlos y sus hombres escuchaban el característico sonido metálico del motor de los barcos. A las 10 de la mañana las dos embarcaciones llegaron junto a las máquinas infernales que reposaban bajo el agua. A una orden de Carlos se accionó el dispositivo. La primera línea explotó. El cañonero español Relámpago fue levantado en peso y luego se hundió en las aguas del Cauto. Sobre la otra embarcación cayó un intenso fuego de los infantes apostados a la orilla del río. La embarcación maniobró rápidamente y se alejó de la mortal emboscada cubana.
De los 18 tripulantes del Relámpago perecieron 15. Dos fueron capturados por los mambises y uno logró abordar la otra embarcación y escapar.
La acción contra estas embarcaciones quedó como una muestra evidente de la imaginación y capacidad de Calixto García y sus hombres. Habían llevado la guerra a la profundidad de las aguas del Cauto.
Bibliografía
1.-Escalante Beaton Aníbal, Calixto García: su campaña en el 95 Editorial de Ciencias Sociales La Habana, 1978.
2.-Escalante Carlos Amel y otros, Diccionario enciclopédico de historia militar de Cuba Primera parte (1510-1898). Biografías Ediciones Verde Olivo La Habana, 2001, T. I.
3.-Casasús, Juan José. Calixto García el estratega. Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana. 1962.
4.-Instituto de Historia de Cuba, Las Luchas por la independencia nacional y las transformaciones estructurales 1868 1898, Editora Política, La Habana, 1996.
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