Metacognición: La capacidad de pensar sobre lo que pensamos

La metacognición es la capacidad de las personas para reflexionar sobre sus procesos de pensamiento y la forma en que aprendemos. Debemos tener en cuenta que el aprendizaje es un proceso amplio a través del cual se adquieren y desarrollan habilidades, conocimientos, conductas y valores.​ Es resultado de la atención, el estudio, la experiencia, la instrucción, el razonamiento, la observación, así como la influencia de factores externos con los cuales interactuamos. No solamente aprendemos en la escuela, la misma vida es un aprendizaje.De ahí la gran importancia de conocer lo que en Terapia Cognitivo Conductual (TCC) llamamos metacognición, que es la capacidad de pensar sobre lo que pensamos.

La Terapia Cognitivo Conductual y sus postulados

La TCC parte de la evolución de la filosofía estoica. El estoicismo surgió en la antigua Grecia, después pasó al Imperio Romano y se convirtió en una filosofía muy importante en su momento. Sus principios pueden ayudar a la gente a aprender cómo afrontar la adversidad, cómo enfrentar las dificultades en la vida diaria de una manera productiva, acorde con sus principios y valores. Además de Zenón, el fundador de esta escuela, los estoicos más conocidos son Séneca, Epicteto y el emperador Marco Aurelio.

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Según la Teoría Cognitiva de Aaron Beck, existe una clara relación entre los pensamientos de la persona (lo que se dice a sí misma sobre sus vivencias, los demás, la vida, sobre sí misma) y sus emociones y conductas.

La TCC surge en la década de 1950 con el trabajo del doctor Albert Ellis, posteriormente el doctor Aaron Beck le hace significativos aportes. Esta terapia tiene un postulado principal: nuestras emociones y nuestras conductas son resultado de nuestros pensamientos. Se trata de una modalidad terapéutica que toma muy en cuenta nuestras cogniciones.

En Psicología y Psiquiatría, por norma general, cuando hablamos de lo cognitivo estamos haciendo referencia a cualquier elemento que tiene que ver con el pensamiento: ideas, imágenes mentales, autoverbalizaciones, recuerdos, planes, sueños. Es decir, todo aquello a lo que coloquialmente llamamos “la mente”, ya sea lo que verbalizamos o lo que elaboramos a nivel interno. Para una mejor comprensión aclaro, de manera sencilla, que cogniciones resulta una palabra para designar nuestros pensamientos.

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Epicteto, el filósofo estoico griego: “No nos daña nada que no provenga de nosotros mismos, lo que nos afecta es la interpretación que le damos a las cosas, que le damos a los demás y a sus actitudes”. Foto: Inteligencia Artificial

Epicteto: filósofo griego de la escuela estoica

Epicteto enseñó que la filosofía es una forma de vida y no solo una disciplina teórica. Para él los eventos externos están fuera de nuestro control, por lo que debemos aceptar con calma y serenidad lo que sucede a nuestro alrededor. Sin embargo, los individuos son responsables de sus propias acciones, que pueden examinar y controlar mediante una autodisciplina rigurosa.

A este pensador griego se le considera el filósofo de la no preocupación. Él señaló que para alcanzar la felicidad no solo debemos desapegarnos de lo material sino también de nuestros pensamientos. Decía que “el único camino a la felicidad es dejar de preocuparnos por las cosas que escapan de nuestro control y voluntad”. Nos alertó que “el hombre no se perturba por las cosas, sino por la opinión que tiene de estas. Los acontecimientos no le lastiman, pero la percepción de ellos sí”. Según Epicteto necesitamos aprender a deshacernos de las preocupaciones que solo añaden un peso innecesario a nuestra vida. Para ello debemos darnos cuenta de que muchas veces la ansiedad, el miedo o la frustración no provienen de los acontecimientos en sí, sino de la manera en que los interpretamos.

Si consideramos que ha sucedido algo negativo, reaccionaremos con enfado, frustración o tristeza. Si pensamos que es probable que suceda algo negativo, reaccionaremos con ansiedad, tensión y miedo. Sin embargo, esas emociones son más el producto de nuestros juicios que de los propios eventos o sucesos.

“No es lo que te pasa, es como te lo tomas. El dolor y el sufrimiento vienen de lo que nos contamos a nosotros mismos sobre las consecuencias, sobre el futuro, sobre lo que va a pasar como resultado de lo que ha pasado”, explicaba Epicteto refiriéndose a la narrativa que construimos alrededor de las situaciones de la vida. O sea, que si queremos tener una mejor existencia es importante prestarle atención a nuestros pensamientos, a nuestras cogniciones. Resulta fundamental pensar sobre lo que pensamos.

Pensamientos irracionales Vs. Pensamientos racionales 

En la Terapia Cognitivo Conductual decimos que los pensamientos irracionales son un tipo de pensamiento que está basado en ideas, supuestos o creencias, pero que no son objetivos, no se pueden corroborar, no cuentan con la evidencia suficiente. Estos pensamientos irracionales tienen una tendencia a generar emociones y conductas desadaptativas, son los que provocan desajustes emocionales y trastornos mentales como la depresión o la ansiedad.

Por otro lado tenemos lo que llamamos pensamientos racionales, estos son pensamientos objetivos, basados en evidencia,  los podemos comprobar, los podemos corroborar, y tienen una tendencia a contener nuestras emociones. Ellos originan emociones y conductas adaptativas, que nos ayudan a enfrentar las dificultades o las oportunidades que vamos a encontrar en la vida diaria.

En Terapia Cognitivo Conductual también se habla de que tenemos pensamientos automáticos y estos pensamientos automáticos pueden ser de carácter irracional o de carácter racional. Desafortunadamente pareciera que tenemos una tendencia mayor a los pensamientos irracionales, estos pensamientos automáticos que van activando nuestras emociones de manera intensa y provocan conductas desadaptativas. Dentro de estos pensamientos irracionales hay algo que el doctor Aaron Beck llamó sesgos cognitivos o errores del pensamiento.

Estos sesgos cognitivos constituyen distorsiones en la forma en que percibimos la realidad, que no nos permiten ver con claridad lo que está sucediendo, y por lo tanto conducen a falsas interpretaciones de los acontecimientos y alimentan esos pensamientos automáticos de contenido irracional. Estos sesgos generan o incrementan las emociones y conductas perturbadoras que vemos en nuestros pacientes, que no les sirven para afrontar la vida de  manera apropiada y que, por el contrario, terminan reforzando los problemas de salud mental. Existen múltiples sesgos cognitivos, de hecho algunas investigaciones hablan de entre cincuenta a sesenta. Para el Dr. Beck 12 son los sesgos cognitivos más comunes que podemos observar.

En la Terapia Cognitivo Conductual tenemos dos preguntas claves: ¿Qué está pasando por mi mente? ¿Qué me estoy diciendo a mí mismo? Cuando nos hacemos esas dos preguntas en momentos de emociones intensas o de conductas desadaptativas podremos identificar esos pensamientos automáticos con sus sesgos cognitivos, lo cual permitirá trabajar con ellos y darnos cuenta si esa es la mejor forma de interpretar la situación o si hay una forma distinta. Por eso tenemos que ayudar a nuestros pacientes a que desarrollen esa metacognición, esa capacidad de pensar en lo que están pensando, para que puedan cuestionarlo, logren una mejor interpretación de las situaciones y puedan reestructurar su pensamiento de una forma que sea más adaptativa, más propositiva, y que esté más apegada a lo que ellos están buscando en la vida.

En nuestro próximo encuentro entre El Psiquiatra y Tú te comentaré sobre los sesgos cognitivos que con más frecuencia presentamos todos, pues no es un asunto exclusivo de las personas con trastornos mentales. Hasta entonces.

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