La ansiedad y el miedo, Psiquiatra, consulta psiquiatra
Entre la ansiedad y el miedo. Foto: iStock

Entre la ansiedad y el miedo

La ansiedad y el miedo han acompañado al hombre desde su surgimiento, algunas personas no hacen una cabal distinción entre ambos términos, esto se debe a que tienen aspectos parecidos, y por ello son fácilmente confundibles por la población. Las manifestaciones son muy similares, tanto a nivel fisiológico, cognitivo, como conductual. A pesar de sus diferencias ambos estados se consideran mecanismos evolucionados de adaptación que potencian la supervivencia de nuestra especie.

La ansiedad es un síntoma frecuente en varias patologías médicas y el más frecuente dentro de los trastornos psiquiátricos. En la actualidad este término no es exclusivo del lenguaje médico sino que se ha extendido al lenguaje popular y cotidiano, como sucedió con el término estrés.Todo el mundo habla de la ansiedad, y más en el momento de incertidumbre en el que nos encontramos. Las personas pueden hablar de la ansiedad como un concepto en sí mismo, “tengo ansiedad” o, como una explicación causal para hacer o dejar de hacer ciertas cosas, “no cojo guagua porque me produce mucha ansiedad, ahora fumo más porque tengo ansiedad”. Es un concepto muy común y utilizado en nuestro día a día, y que en muchos momentos nos sirve para justificar determinadas conductas. Por lo general se utiliza indistintamente como sinónimo de angustia, miedo y temor, que, aunque guardan conexión, tienen matices distintos, lo que permite asignarles diferentes significados.

Cuando hablamos de ansiedad nos referimos a un estado emocional displacentero de miedo o aprensión, bien en ausencia de un peligro o amenaza identificable, o bien cuando dicha alteración emocional es claramente desproporcionada en relación a la intensidad real del peligro. Los estados ansiosos se viven más en la esfera psíquica que en la biológica. Su componente somático acompañante es fundamentalmente cardio-respiratorio (sensación de ahogo, falta de aire, opresión en el pecho, palpitaciones). La persona con ansiedad se muestra sobresaltada y asustada.

Así la ansiedad es un temor difuso, inconcreto, vago, confuso, mal definido. Es un temor sin objeto, abstracto, preludio de que va a pasar lo peor, que sobrecoge y crea incertidumbre, se adelanta el futuro con malos presagios, es como una señal de peligro o amenaza para la integridad psicofísica, ante la cual la persona ansiosa “no sabe qué hacer, no sabe cómo va a parar todo eso, si con una crisis de nervios, la locura, con alguna enfermedad o con la pérdida de la cabeza”.

En el miedo  existen sensaciones normalmente desagradables que tienen lugar ante una amenaza externa identificable en el ambiente. La reacción emocional y fisiológica puede ser similar a la de la ansiedad, pero en el miedo el temor se refiere a un objeto concreto.Es decir, se trata de un temor a algo objetivo, bien definido,que viene de fuera del individuo, con su carga de peligro. A su vez, es una emoción primaria que se deriva de la aversión natural al riesgo o la amenaza, y se manifiesta tanto en el ser humano como en los demás animales.

El núcleo común del miedo es la angustia morbosa producida ante un objeto existente, considerado, con razón o sin ella, como peligroso. Es un sentimiento vital desagradable que se siente frente a algo real o imaginario. En tanto la angustia surge en medio de lo inexplicable, donde el peligro es vago e indefinido. El miedo se distingue de la angustia porque se orienta a un peligro determinado.

Por sus contenidos la ansiedad y el miedo pueden tener temas idénticos, pero esto no quita que sean diferentes.

La ansiedad se manifiesta en lo físico con hipertonía muscular (tensión), palpitaciones, taquicardia, opresión precordial, y hasta dolor en el pecho que puede experimentarse intensamente, lo que muchas veces hace que quienes sienten estos síntomas corran al hospital con un séquito de acompañantes pensando que algo anda mal en su corazón o que tienen un infarto agudo del miocardio.

También forman parte de un cuadro ansioso la inquietud, temblores, sudoraciones, sequedad de la boca, polaquiuria (orinas frecuentes), respiración entrecortada, y sensación de falta de aire. En el sistema gastrointestinal se pueden presentar náuseas, vómitos, diarrea y dispepsias. Y como los nervios están a “flor de piel”, aparecen manifestaciones a este nivel tales (por ejemplo, prurito o picazón, enrojecimiento, excoriaciones y piel en carne de gallina).

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Entre la ansiedad y el miedo. Foto: iStock

Desde el punto de vista neurológico se pueden manifestar cefaleas o dolores de cabeza, mareos, visión borrosa, entumecimientos de zonas del cráneo, sensación de peso en la cabeza y hasta síncopes. He tenido pacientes que demandan rayos X de cráneo, o Tomografía Axial Computarizada (TAC), cuando clínicamente no son necesarios estos procederes, pues un buen examen y una buena entrevista pueden ser suficientes para el diagnóstico.

En lo psíquico aparece desasosiego, irritabilidad, temores irracionales, miedo a la locura, al descontrol, vacío interior, disminución de la atención y la concentración, se presiente un peligro. En lo conductual surge un estado de hiperalerta, de acecho, de vigilancia extrema, atención expectante, notable disminución funcional, perplejidad, torpeza, bloqueos, un no saber qué hacer, inquietud motora, displacer, mímica tensa y cambios posturales.

En el terreno intelectual o cognitivo la persona presenta dificultades para el juicio, disminución de la concentración, y es importante destacar la distorsión de la realidad, por lo general el ansioso sobrevalora o magnifica sucesos triviales, sin la mayor importancia, lo que trae consecuencias negativas en sus relaciones con los demás.

El miedo es algo diferente, está en relación con la percepción de un peligro presente o anunciado. Se trata de una emoción caracterizada por un intenso sentimiento habitualmente desagradable, provocado por la percepción de un peligro, real o supuesto, presente, futuro o incluso pasado.

Desde el punto de vista biológico, el miedo es un esquema adaptativo, y constituye un mecanismo de supervivencia y de defensa surgido para permitir al individuo responder ante situaciones adversas con rapidez y eficacia. En ese sentido, es normal y beneficioso para el ser humano y para su especie.

Queda claro entonces que la ansiedad es más psíquica, más de nuestra mente, que aparece ante lo desconocido, en tanto el miedo aparece ante lo conocido. Aclaro que no toda la ansiedad es nociva, un cierto grado de atención, tensión o ansiedad devienen en un resorte para motivarse, superarse, defenderse, madurar y progresar.

Resulta útil para transitar por la vida, identificar y aprender a manejar nuestras  ansiedades y miedos, porque andar con ellos a cuesta es algo que limita la independencia, la autonomía, la estabilidad, el emprender planes y lograr metas. La vida no se puede vivir con ansiedades y miedos, porque sería vivirla de una manera esclavizada.

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