Novoa: generosidad y dedicación de un historiador

El historiador José Fernando Novoa Betancourt es autor de más de una veintena de textos de investigación. Nació en el batey del central Delicias‚ hoy Antonio Guiteras, Puerto Padre, un dos de enero de 1956. Fue la casualidad de un regalo cuanto lo llevó a los senderos de la historia. Hoy él nos dice: Un libro cubano fue el que despertó mi amor por la historia: La revolución de Yara‚ de Fernando Figueredo Socarrás, que se acompañaba de La tierra del mambí de James O’Kelly, ambos reditados en 1968, en el centenario del inicio de las guerras por la Independencia.

Me cuenta: «fueron regalos de mi madre y de mi tía materna —que era maestra— María Luisa, en mi cumpleaños de enero de 1969. El libro de Figueredo me mostró, en verdad, el drama de la Historia de Cuba en la Guerra Grande y, su excelente factura narrativa, me prendó para siempre. Ahí aprendí que la Historia entra por los caminos de la emoción, antes que por los racionales».

¿Cómo pasaste de un lector a un investigador?

«Mis hábitos de investigación comenzaron en el segundo año de la carrera. Sucedió que el compañero de aula Hernel, era hermano de Hiram Pérez Concepción‚ que desde el Partido Comunista de Cuba dirigía el Movimiento de Activistas de Historia, promovido por Fidel Castro en 1968. A Hernel e Hiram les debo el haberme vinculado a los estudios de la Historia regional, en particular de Holguín».

Consideras que amerita estudiar las raíces de esta población que cumplirá 300 años en 2020. ¿No te sientes un poco disminuido ante los 500 de otros lugares?

«La Biblia dice que todo tiene su tiempo, es decir, hay una gradación del movimiento histórico en momentos cronológicos. Y cada momento es un acontecimiento de valor y de criterio de selección.

«Considero de mucho significado conmemorar los 300 años del pueblo, porque significan el comienzo de la vida de una comunidad urbana que antes no existía y porque, a partir de ahí, nada fue igual en la zona. No es lo mismo un complejo de estructuras socioeconómicas productivas, con algunos aislados caseríos familiares, que una urbe como centro de ese complejo. Fíjate, es además el primer pueblo estructurado al norte del Cauto y próximo a la costa entre las bahías de Manatí y Nipe, que era la demarcación norte de la jurisdicción de Bayamo, la madre de Holguín. Y porque fue el resultado de un impulso propio‚ no de una decisión gubernamental colonial. Sí, fue una propuesta del regidor bayamés Luis de Silva y Tamayo, pero que sin el decidido apoyo local esa idea no hubiera fructificado. Y ese impulso creativo y fundador no se detuvo nunca más».

En relación con la obra de quienes comenzaron estos estudios como Francisco de Zayas, Diego de Ávila, García Castañeda‚ ¿cuáles serían sus aportes?

«Francisco de Zayas, Diego de Ávila y García Castañeda marcan el inicio y plenitud de la historiografía local, cada uno en su momento histórico concreto. Sin ellos, todo fuera más difícil en el estudio actual de los campos por ellos analizados. Hoy se exige una historiografía académica y crítica al nivel del momento en que vivimos; pero siempre creo habrá que volver a ellos por la masa informativa acumulada, por sus puntos de vista, por su amor por estas tierras».

Ahora‚ ¿por qué esa atracción por la figura de García Holguín‚ de quien se ha llegado incluso a poner en duda su existencia?

«García Holguín, el supuesto conquistador y fundador colonial, me atrae porque es el típico hombre pleno de aventuras del Renacimiento, su vida ahora conocida está plagada de aventuras. La historia aún no ha dicho la última palabra en cuanto a si este personaje fue o no, el exacto precursor. El otro candidato es Diego Holguín, quizá su hermano‚ y de cualquier manera su pariente. Al final‚ la solución del problema queda en esa familia.

«Conozco y me son graciosas las opiniones sobre si el personaje existió o no, porque hay varios simultáneos con ese nombre. El problema de investigación sobre su figura ya dura 154 años, desde Diego de Ávila hasta el presente, pero me emociona saber que persiste más, con todo respeto, el referido a la existencia de Cristo, ¡dos milenios! Ahí está Cristo y ahí está García Holguín.

«Personalmente‚ todavía sigo considerando que el Capitán García Holguín fue el fundador colonial y que, a pesar de los criterios formales lógicos de algunos de mis más queridos colegas, mientras no haya una documentación que pruebe lo contrario, pudo haber saltado fácilmente de Centroamérica a Bayamo en 1545-1546. La distancia, la edad, la naturaleza… son acaso detalles menores ante un hombre dado a la aventura».

¿Crees que hay un hilo conductor de esas primeras figuras, muchas de ellas olvidadas y otras malinterpretadas por algunos cubanos de hoy? ¿Tenemos deuda con ellos?

«Empezaré por la última de estas preguntas: Sí‚ lo creo. Todos respondemos a una historia familiar y al contexto específico donde nos movemos. El pasado está más presente en nuestras vidas, que lo que la gente cree y no solo por el nivel genético‚ sino particularmente por las tradiciones recibidas. Siempre somos deudores del pasado. No olvides que el ángel de la historia avanza casi de espalda hacia el futuro, mientras con sus ojos desorbitados mira el pasado lleno de horrores y grandezas, junto a la obra aún inconclusa del hoy. Dije “casi de espaldas”, porque la historia también predice la esencia del futuro».

¿Por qué has estudiado con tanta pasión la esclavitud y en especial al primer mártir abolicionista holguinero? ¿Crees que se le conoce suficientemente, le han rendido los honores que merece?

«He estudiado la esclavitud motivado por razones cognoscitivas e ideológicas. En el plano del saber no se puede comprender la historia colonial si no se sabe de la esclavitud, columna vertebral del sistema hasta su abolición formal en 1886 y luego, su remanente cruel: el racismo.

«Por eso me he preocupado por la historia de 1812 y del ahorcamiento de Juan Nepomuceno, el primer mártir holguinero en las luchas por la libertad del hombre. Y no creo se le conozca suficientemente ni que se le rindan los honores que merece. En abril de 2012 en Holguín se habló de manera multitudinaria más del centenario del naufragio del Titanic, que del bicentenario de la ejecución del héroe. La tarja colocada en su memoria, nunca fue oficialmente inaugurada».

¿Qué ha significado para ti la historia regional? ¿Lo consideras asunto menor?

«La historia regional es la base de la historia de cualquier nación y la base de la educación patriótica de la población. Para mí es imprescindible».

¿Qué fue para ti la Casa de Iberoamérica que dirigiste por varios años?

«La Casa de Iberoamérica entre 1994 y el 2002 es un momento entrañable en mi vida, por todo lo que aprendí, por las personas maravillosas con las que conviví —fíjate no digo: trabajé— y todas las personalidades de la cultura que me nutrieron, cubanos o no. En realidad, fue una casa y una familia».

Eres uno de los pocos cubanos que ha recibido el premio Vasconcelos, ¿qué significó para ti este gran reconocimiento?

«El premio José Vasconcelos fue una grata sorpresa inesperada y soy uno de los cinco cubanos que lo poseen. Desde ya hacía varios años, gracias a la inolvidable poetisa Lalita Curbelo Barberán, tenía relaciones con el Frente de Afirmación Hispanista A. C. y su presidente el Sr. Fredo Arias de la Canal. El premio lo considero un gesto muy noble del Frente y de Fredo, un reconocimiento a los historiadores regionales. Recibirlo es asumir un renovado compromiso con la cultura hispanista y su lengua. Una obligación a trabajar más la historia común. Un reclamo a defender nuestra identidad frente al hegemonismo y la inhumanidad. El Frente es una gran familia y me honro en integrarla».

¿Cuáles son los senderos por donde transitas en estos momentos?

«En la actualidad sigo trabajando en la historia económica colonial y sueño con un estudio sobre las haciendas comuneras centrorientales con el historiador Arturo Sorhegui, a partir de los fondos del Archivo Histórico de Sancti Spíritus. También me preocupo por un acercamiento al pueblo de Holguín a través de la organización de la información brindada en las dos versiones conocidas del padrón de 1735, pero su análisis no me corresponde, esa es una tarea que deberá asumir la Doctora en Ciencias Económicas y Genealogista María Dolores Espino».

Mucha de tus obras las hiciste formando parte de un equipo, ¿cómo es para ti este tipo de trabajo?

«El trabajo en equipo es difícil, mas es la solución a muchos problemas. Dos mentes piensan mejor que una y permiten ver más aspectos. Uno aprende y comprende mejor el complejo funcionamiento de una orquesta».

A los historiadores, por lo general, no nos gusta entregar información que se acerque a nuestra pequeña parcela. Sé por experiencia que eres generoso entregando información e ideas a desconocidos, ¿por qué?

«Nunca he temido compartir mis fichas ni me información, porque quizás la vida no me dé la oportunidad de trabajar todo eso y también he aprendido que el mismo aspecto, cada quien lo expone de forma diferente. No monopolizo nunca nada».

José Miguel Abreu Cardet
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