El ser humano, desde que nace, necesita mucho de “ese sentimiento que se llama amor”. Cuando va creciendo descubre el amor hacia los demás, según las experiencias y el medio en que vive. Ya en la adolescencia y juventud descubre el amor romántico, el amor de pareja. Hablar sobre este tema es todo un reto, un tema fascinante sobre el que mucho se ha escrito, a veces con seriedad, otras de manera banal y cursi.
Grandes pensadores, literatos y artistas han hecho referencia al mismo con diferentes visiones. Por ejemplo, Virgilio escribió: «El amor conquista todas las cosas, démosle paso al amor.” En tanto Blaise Pascal consideró: «El amor es una palabra tan pequeña que hace sufrir tanto”. William Shakespeare, dejó escrito: «¡Oh amor poderoso!, que a veces hace de una bestia un hombre, y otras de un hombre una bestia.»
Para Pablo Picasso «El amor es el mayor refrigerio de la vida.» Para Isadora Duncan, la bailarina estadounidense, «El amor puede ser un pasatiempo y una tragedia.» En tanto, Charles Baudelaire, escribió: «¿Qué es el amor? El anhelo de salir de uno mismo.»
Resulta difícil definir ese sentimiento tan intenso. Muchos se preguntan: ¿Cómo se manifiesta? ¿Por qué es tan bueno? ¿Puede durar toda la vida? ¿Cómo saber si mi relación de pareja es significativa? No pretendo responder a profundidad todas estas interrogantes, pero me aproximaré a lo que considero de mayor importancia.
El amor empuja al ser humano que lo experimenta a buscar una proximidad con el ser amado, su intensidad varía según la persona, es decir, puede ser débil, fuerte o incluso obsesiva, difícilmente controlable.
El amor naciente se manifiesta por emociones y signos que no dan lugar a engaño: palpitaciones, un nudo en la garganta, sudor en las manos, ansiedad, una especie de susto, y una inmensa felicidad que surge al pensar o ver a la persona deseada.
En el “estado amoroso”, las emociones se intensifican, la euforia y el apego se desarrollan, la persona tiende a edulcorar la realidad. Es frecuente que la mente sólo se centre en detalles que respondan a nuestras expectativas, se tiende a minimizar los defectos del otro y a proyectar los ideales y deseos propios sobre la otra persona.
Una expresión popular ha acuñado que “el amor es ciego”. En tal sentido comparto la idea de Gary Chapman: “El amor es una decisión”. Es decir, que el amor es algo consciente, y perder el sentido de la realidad sería funesto para la relación. Es transformador, puede modificar nuestro comportamiento, por ejemplo, volvernos mucho más tolerantes y pacientes con el ser amado.
El amor está generado, en principio, por una pasión, que para muchos es efímera. Algunos investigadores coinciden en que el amor pasional dura de tres a cinco años. Esto no significa que desaparece. Sin embargo, sufre un giro más propenso a la ternura, al respeto mutuo y a las ganas de reunirse alrededor de un proyecto común: hogar, hijos, familia. Después de la pasión, viene la razón, las ganas de estabilidad. Pero la plenitud sexual perdura.
Inquieta mucho a mujeres y hombres una cuestión: el amor, una vez desaparecido, ¿puede volver? Las respuestas quedan condicionadas por factores muy particulares de las situaciones vividas por los miembros de la pareja, su cosmovisión y su personalidad. Esto puede ser fuente de conflictos, según Fernando Senepart: «El amor es el sentimiento más bello o el más doloroso. Es el estimulante perfecto o el veneno más letal. Es un juego de antítesis del que nadie está exento.»
El amor es esencial para nuestra felicidad física y emocional. Aunque es posible encontrar varias veces el amor verdadero en el transcurso de la vida, lo más difícil es conservarlo y mantener la llama en el día a día. Es necesario preocuparse por el otro, suscitar el deseo y compartir intereses comunes.
Finalmente, la respuesta a una pregunta clave: ¿Cómo saber si tu relación de pareja es significativa? Estas son las características de una relación significativa de pareja, ellas te ayudarán a responderte esa pregunta:
– Cada persona dentro de la relación, tiene una identidad separada. Cada una da y recibe sin perder su propia identidad.
– A pesar de que cada miembro de la pareja desea al otro, puede sobrevivir sin él.
– Cada uno puede hablar con el otro abiertamente acerca de asuntos importantes.
– Cada persona asume la responsabilidad de su propia felicidad, y no necesita del otro cuando no es feliz.
– Los dos miembros de la pareja pueden jugar juntos y divertirse, y ser capaces de disfrutar al hacer cosas los dos juntos.
– Los dos miembros de la pareja pueden ser capaces de discutir constructivamente.
– Si la relación tiene un componente sexual cada miembro de la pareja trata de mantener el romance vivo.
– Las dos personas son iguales en la relación.
– Cada miembro de la pareja demuestra preocupación por el otro.
– Cada miembro de la pareja se encuentra en un proceso de crecimiento, de cambio y abierto a nuevas experiencias.
– Cada uno de los miembros de la pareja encuentra significado y fuentes de gratificación fuera de la relación.
– Cada uno intenta evitar manipular, explotar y utilizar al otro.
– Cada uno se mueve hacia el tipo de vida que para él es personalmente significativo.
– Cuando se está casado y se desea permanecer dentro de la relación será porque así lo desea, y no por los hijos, obligaciones o conveniencia.
– Cada persona reconoce sus necesidades de soledad y de espacio, y está dispuesto a crearse un tiempo en el cual tenga la oportunidad de estar consigo mismo.
– Cada uno cuida el no asumir una actitud de posesión con respecto al otro.
– Cada uno muestra flexibilidad en los roles.
– Ninguno espera que el otro haga cosas que él puede hacer por sí mismo.
– Cada uno se abre al otro.
– Cada uno respeta en el otro su sentido de privacidad.
– Cada persona tiene deseos de darse al otro.
– Se alientan uno al otro para llegar a hacer aquello de lo que son capaces.
– Cada uno tiene compromisos con el otro.
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