De qué hablamos los psiquiatras cuando abordamos el trauma

Uno de los términos psicológicos que más utilizan las personas en el lenguaje popular es el de trauma. No siempre se emplea de la forma correcta, pues se tiende a considerar traumáticas situaciones que en realidad no lo son, porque forman parte de la vida cotidiana que cualquier ser humano tiene que enfrentar, que le generan cierto estrés pero sin mayores consecuencias. El trauma psicológico es una respuesta a un evento que una persona encuentra altamente estresante. Algunos ejemplos incluyen estar en una zona de guerra, un desastre natural, un asalto, un secuestro, una violación, un accidente, y otras experiencias de violencia. Estos eventos pueden causar una amplia gama de síntomas físicos y emocionales, pero no todos los que lo experimentan desarrollarán un trauma.

También debe tenerse en consideración que hay varios tipos de trauma. Algunas personas desarrollarán síntomas que se resuelven después de unas pocas semanas mientras que otras sufrirán efectos a largo plazo.

El trauma desde la perspectiva de Pierre Janet

Pierre Janet (1894 – 1919), fue un psicólogo y neurólogo francés que hizo importantes contribuciones al estudio moderno de los trastornos mentales y emocionales como la ansiedad, las fobias, la memoria traumática y otros comportamientos anormales. La psicología y la psiquiatría contemporáneas han redescubierto, con herramientas modernas y en lenguaje actual, muchos de los temas centrales que él definió por primera vez en su trabajo titulado Trauma y Disociación. Tomando como referencia a este autor el trauma es“el resultado de la exposición a un acontecimiento estresante inevitable que sobrepasa los mecanismos de afrontamiento de la persona”. Tengamos en cuenta que trauma procede del griego y significa “herida”. Así podemos  entenderlo  como  “un  acontecimiento  que  hiere  nuestro  sentido  de  la  seguridad  y  del bienestar,  y  que  nos  llena de  creencias  falsas  o  destructivas  sobre  nosotros  mismos  y  sobre  el mundo.”

El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría (APA), en su quinta edición (DSM 5), define trauma como la exposición a la muerte, lesión grave o violencia sexual, ya sea real o aparente, en una o más de las siguientes formas: experiencia directa del suceso, presencia o conocimiento del mismo y exposición repetida a detalles del suceso. En tal sentido define que los elementos significativos son: el evento traumático, las reacciones emocionales al evento (miedo, impotencia, horror) y la presencia de ciertos síntomas.

Sin embargo, reitero, una persona puede experimentar un trauma como respuesta a cualquier evento que encuentre física o emocionalmente amenazante o perjudicial.El trauma puede tener efectos prolongados en el bienestar de la persona. Si los síntomas persisten y no disminuyen en gravedad, puede indicar que se ha convertido en un trastorno de salud mental llamado trastorno de estrés postraumático (TEPT).

Existen diferentes tipos de trauma

  • Trauma agudo: resulta de un solo evento estresante o peligroso.
  • Trauma crónico: resulta de la exposición repetida y prolongada a eventos altamente estresantes. Los ejemplos incluyen casos de abuso infantil, intimidación o violencia doméstica.
  • Trauma complejo: resulta de la exposición a múltiples eventos traumáticos.
  • El trauma secundario, o trauma vicario, es otra forma de presentación. En esta una persona desarrolla síntomas de trauma por el contacto cercano con alguien que ha experimentado un evento traumático. Los miembros de la familia, los profesionales de la salud mental y otras personas que cuidan a quienes han experimentado un evento traumático corren el riesgo de sufrir un trauma indirecto. Los síntomas a menudo reflejan los del trastorno de estrés postraumático.

De qué hablamos los psiquiatras cuando abordamos el trauma 0Síntomas del trauma psicológico

Todos reaccionamos al trauma de diferentes maneras, experimentando una amplia variedad de reacciones físicas y emocionales. No existe una forma «correcta» o «incorrecta» de pensar, sentir o responder, así que no juzgue sus propias reacciones ni las de otras personas. Sus respuestas son reacciones normales a eventos anormales.

 

Síntomas emocionales y psicológicos:

  • Conmoción, negación o incredulidad.
  • Confusión, dificultad para concentrarse.
  • Ira, irritabilidad, cambios de humor.
  • Ansiedad y miedo.
  • Culpa, vergüenza, culparse a sí mismo.
  • Retraerse de los demás.
  • Sentir tristeza o desesperanza.
  • Sentirse desconectado o insensible.


Síntomas físicos:

  • Insomnio o pesadillas.
  • Fatiga.
  • Sobresaltarse fácilmente.
  • Dificultad para concentrarse.
  • Ritmo cardiaco acelerado.
  • Nerviosismo y agitación.
  • Dolores y molestias.
  • Tensión muscular.

¿Cómo afrontar el trauma?

Del mismo modo que a menudo tardamos tiempo en limpiar los escombros y reparar los daños tras un desastre, también pude llevar tiempo que una persona recupere el equilibrio emocional y reconstruya su vida tras un evento traumático. Pero hay cosas concretas que se pueden hacer para ayudarse a sí mismo y a los seres queridos a hacer frente a las secuelas emocionales del trauma y encontrar la manera de seguir adelante.

Recuerda que no hay una forma correcta o incorrecta de sentirse. Cada persona reacciona de forma diferente, así que no te digas a tí mismo (ni a nadie) lo que deberías pensar, sentir o hacer.

No ignores tus sentimientos, esto solo retrasará la recuperación. En el momento puede parecer mejor evitar experimentar las emociones, pero estas existen de cualquier modo. Hasta los sentimientos intensos pasarán si simplemente se permite sentir lo que siente.

Participa en actividades que mantengan tu mente ocupada (leer, ver una película, cocinar, jugar con sus hijos), de modo que no estés dedicando toda tu energía y atención al suceso traumático.

Retoma una rutina. Lo que te es familiar es reconfortante. Después de un desastre, volver, en la medida de lo posible, a tu rutina normal te ayudará a minimizar el estrés traumático, la ansiedad y la desesperanza. Aunque tu rutina laboral o escolar se vea alterada, puedes estructurar tu día con horarios regulares para comer, dormir, pasar tiempo con la familia y relajarte.

Suspende temporalmente las decisiones importantes en tu vida. Tomar grandes decisiones vitales sobre el hogar, el trabajo o la familia mientras se está pasando por una experiencia traumática solo aumentará el estrés. Si es posible, espera a que la vida se haya calmado, hayas recuperado el equilibrio emocional y puedas pensar con más claridad.

Otra recomendación muy importante es que si con estas medidas no mejoras y se prolonga el malestar, lo ideal es buscar ayuda profesional con un psicólogo o psiquiatra.

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