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David y los senderos del espacio y el tiempo

David Julián Gómez Iglesias, es figura emblemática en Holguín de los estudios de historia regional, las guerras de independencia y de la museología. Autor de libros y artículos sobre el Oriente cubano, de uno de los primeros textos de historia de la museología y de los guiones de varios museos.

Nos acercamos al colega buscando una arista bastante olvidada de los estudios del pasado: el espacio y su relación con los acontecimientos y el tiempo. Es este un tema esencial para hacer la historia de una región como Holguín‚ alejada de los centros de poder como fueron las metrópolis en el pasado, como España, y en el ámbito nacional: La Habana y en menor medida Santiago de Cuba. Además‚ es Holguín una provincia de gran extensión y en forma alargada‚ donde el espacio es una importante referencia para entender su pasado y presente.

Para conversar sobre el espacio y la historia aceptó nuestro invitación al diálogo.

¿Cómo ves la categoría de espacio en relación con los historiadores?

En primer lugar debemos precisar que el espacio está presente irremediablemente —quiéranlo o no los historiadores—, en los estudios históricos; solo que para muchos de ellos tiene un carácter secundario respecto del tiempo. El sociólogo Fernando Coronil asegura: «(…). Las visiones del progreso histórico posteriores a la Ilustración afirman la primacía del tiempo sobre el espacio y de la cultura sobre la naturaleza (…)». (1)

Fijémonos cuán cierta es la reflexión de Coronil, que uno de nuestros principales estudiosos de la regionalística, Hernán Venegas, en su libro Metodología de la investigación en Historia regional y local, plantea:

[…] Por lo tanto, el espacio geográfico se diferencia de la región en que aquel presenta una evolución más lenta que ésta en cuanto a sus formas, límites, caracteres. La región antrópica se encuentra en una constante y relativamente rápida evolución, de desarrollo y cambio, de donde lo importante que resulta observar la dimensión espacial como dimensión social, en el sentido histórico, más que en el físico […]. (2)

A nadie escapa la comprensión de que «el espacio geográfico presenta una evolución más lenta], pero eso no significa que sea pasiva o sea secundaria respecto de la historia; no obstante, es en ese ámbito donde se produce el desarrollo social, desde los más diversos ángulos, y es precisamente (y en lo fundamental) que‚ por causas antrópicas‚ el espacio geográfico se modifica; de tal suerte, no nos parece lógico establecer una especie de controversia, donde hay complementariedad. Es que el propio término que nombra el fenómeno estudiado contempla esa armonía: el espacio-región, tiempo-histórico.

¿Puede un hombre que creció en este tiempo valorar lo que fueron los viajes a América en el siglo XVI e, incluso, apropiarse de lo que era viajar a La Habana desde Santiago de Cuba hasta Holguín en el siglo XIX?

Si tiene imaginación, puede; hay información sobre aquellos acontecimientos, existen audiovisuales que otros han imaginado para ti; hay libros de historia, novelas históricas que reproducen aquellas circunstancias. Cuando hablo sobre sobre este tema, siempre recuerdo dos novelas que utilicé para que mis estudiantes de la carrera de Historia, en la Universidad de Holguín, se ubicaran en aquellos contextos; me refiero a la novela de Reynaldo González: Al cielo sometidos, premio Ítalo Calvino y premio de la Crítica Literaria, que recrea la España de fines del siglo XV, en el proceso de organización del viaje de Colón y su posterior arribo al nuevo mundo; la otra es La novela de mi vida‚ de Leonardo Padura, que se ubica a inicios del siglo XIX. Creo que este es un género, me refiero a la novela histórica, que hace un excelente uso del espacio y el tiempo; ahí tú tienes el ejemplo de El camino de la desobediencia, de Evelio Traba; en ella el autor hace una utilización formidable del espacio como contexto para contar la historia de ese grande de nuestra historia que es Carlos Manuel de Céspedes.

Yo creo que en las novelas, en sentido general, los mejores autores hacen una utilización muy buena del espacio en función de que se pueda entender mejor la actuación de sus personajes.

Yo estaría tentado a reunir a la geografía y la naturaleza —el espacio—, en un solo término: paisaje; pero correría el riesgo de lo subjetivo que puede resultar. Según Carman en Archaeology and heritage, el paisaje es «(…) lo que un individuo particular puede ver desde un punto particular en el espacio y, si este se mueve de lugar, un paisaje nuevo es creado». Claro está, este enfoque —como dije subjetivo—, lo valora desde la perspectiva del observador y su punto de vista, pero ese entorno sigue siendo el mismo en que el ser humano hace su historia y lo transforma.

Si analizas la historia de Cuba siguiendo el espacio, ¿te atreverías a hacer una periodización?

No. Porque en primer lugar, sería una tarea que produciría una visión parcial, esto es, planteada desde el espacio solamente, y, como he afirmado en otra parte, este guarda una relación directa con el tiempo, o sea, son inseparables. Por otro lado, una periodización necesita una mirada panorámica, amplia y diversa, y un conocimiento profundo de esa historia que pretendes periodizar.

El espacio, para los estudios históricos, está casi siempre condicionado por sus características geográficas y humanas. Por ejemplo, si estudiamos la invasión a Occidente, un elemento fundamental son las tropas españolas que trataron de impedirlo y las facilidades que le daban las llanuras, el ferrocarril, etc. Si analizamos la ofensiva de Batista contra la Sierra Maestra, el espacio está condicionado por las montañas.

¿Hasta qué punto se puede ver el espacio como tal o por lo menos tener en cuenta sus dimensiones, además de los factores geográficos y humanos?

Bueno, el espacio lo integran la geografía y la naturaleza —como hemos dicho en otra parte—, y, en él está presente el ser humano, quien, en el proceso de hacer su historia, se adapta y modifica ese entorno; mientras que la propia geografía y la naturaleza le ponen límites en su extensión, los que pudieran ser, por ejemplo, las montañas como tú dices, un río caudaloso, un bosque muy enmarañado, etc. Todos esos aspectos no los puedes desconocer. Te voy a poner otro ejemplo: cuando vas a la Antártida —yo nunca he ido—, te tienes que adaptar a aquella geografía, a esa naturaleza tan extrema, y, a pesar de ello, se crean condiciones de vida que modifican ese entorno.

Y ya que me preguntas sobre la invasión al Occidente del archipiélago. Ustedes —me refiero a ti y a dos investigadores más—, hicieron una edición facsimilar del texto de Leopoldo Barrios y Carrión Sobre la historia de la guerra de Cuba; en ese libro, el autor pretende dar elementos de las características de las acciones bélicas que los cubanos despliegan en contra de España, por lograr la independencia, durante las guerras del 68 y la Chiquita.

Allí Carrión menciona constantemente la geografía y la naturaleza cubanas, pues él considera que es una de las ventajas que tuvieron los mambises para llevar adelante el proceso bélico, y las destaca entre las causas de los éxitos obtenidos por los cubanos en el desarrollo de los combates, y, como contraste, de los fracasos españoles. Incluso se queja de que el gobierno colonial no hubiera construido, en el territorio oriental, más líneas ferroviarias que le habrían posibilitado un mejor y más eficiente traslado de las tropas. Al leer ese libro, te das cuenta de la importancia del espacio en nuestra historia.

Notas.

1.-Tomado de Edgardo Lander: «Ciencias sociales: saberes coloniales y eurocéntricos». En: Lander, Edgardo (Compilador) La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas‚ File:///E//CLACSO%2011/Clacso/indices/index14.htm 11/09/2005.

2.-Hernán Venegas: Metodología de la investigación en Historia regional y local. Santo Domingo, Archivo General de la Nación. Volumen XCI‚ 2010‚ p.63.