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Foto: Tomada de pixartprinting.es

En busca del markenting cubano

Siempre recuerdo aquel reportaje publicado  en una edición de la revista Somos Jóvenes,  a finales de la década de los 80 del pasado siglo XX, que analizaba la propaganda de la Unión de Jóvenes Comunistas que mostraba una eslogan que decía: “Somos felices aquí”, plasmado en el muro de un cementerio en La Habana.

Lo rememoro ahora pues casi siempre se cuestiona nuestra efectividad propagandística, porque los diseñadores están confiados es que los receptores del mensaje van a asimilar el contenido, y se decía en aquella historia periodística: “será que son tan felices que los muertos no quieren salir de los muros del camposanto”.

Con el cambio del sistema social el Primero de Enero de 1959 se desdeñó la publicidad, considerada una técnica en la cual se gastaba mucho dinero para estimular el consumismo, pero no se tomó lo positivo de esta práctica para el bien de una sociedad más humana y justa.

Algunos con mucho poder político se olvidaron de la “Ley de la negación de la negación” que dice que se debe dejar todo lo negativo y tomar lo positivo de la sociedad anterior. No enrumbaron lo positivo de la publicidad por el camino socialista y explotaron más la propaganda para ganar más adeptos al marxismo-leninismo, pero no lo hicieron mejor que los publicistas, que buscaban más estimular el consumo de jabones como el famoso Candado, que sorteó casas para quienes encontraran una balita con un papelito dentro que decía el premio del momento.

Los años han corrido y Cuba ha pasado muchas etapas en su desarrollo económico, y como toda nación que necesita exportar sus productos a mercados diversos, después del derrumbe de la Unión Soviética y el campo socialista en el Este de Europa, se vio en la necesidad de desarrollar aún más el marketing o mercadotecnia para dar a conocer su ron, tabaco, la industria turística, la música, la biotecnología, asesoría deportiva y colaboración médica, entre otros productos y servicios que exportamos.

La economía cubana se vio en la necesidad, a partir de agosto de 1993, de desarrollar un mercado interno para recaudar divisas y surgieron las llamadas Tiendas Recaudadoras de Divisas (TRD), que pronto fueron conocidas por el anglicismo de shopping, y a partir de ese momento se necesito desempolvar las viejas técnicas y asimilar las nuevas del marketing. Esta etapa ha regresado en estos días ante la necesidad de captar monedas duras en el mercado local ante una economía quebrada.

Del markenting a la realidad va un camino estrecho

Cuando un consumidor cubano llega a una de tiendas se encuentra con un cartel que dice: “el cliente es lo más importante”, pero a veces estas delante del mostrador, pero nadie detrás te atiende, porque no llegó la persona que trabaja en ese departamento, esta reunido, anda buscando el cambio de precio, es horario de almuerzo, y tienes que esperar o llamar para que te atiendan rápido. Algunos consumidores, como el que escribe estás líneas,  ha desarrollado mentiras piadosas y argumenta:   “por favor me pueden atender que estoy escapado de mi oficina y no quiero que el jefe me coja fuera de base”.

Y es que algunas tiendas en divisas tienen el mismo horario de oficina que la mayoría de los trabajos en Cuba, y no hay más remedio que violar la jornada laboral, declarada sagrada por el Ministerio de Trabajo y otros que consideran tan santificado el salario que no lo aumentan ante la actual inflación, y a los que se lo han mejorado fue hace tanto tiempo que no se acuerda de la fecha exacta.

Motivado por el markentig este periodista se fue en busca de la mercadotecnia en la esfera de los servicios estatales y privados.

Resulta que en las llamadas mypimes la mayoría son empleados confiables para el dueño y muy buenos contando dinero, pero desconocen la mercadotecnia o han pasado cursos, pero en la práctica no lo quieren aplicar ante los inconvenientes de la actual crisis económica.

Otro problema es que el mercado cubano interno en divisas no tiene variedad de empresas productoras ni de marcas de un mismo producto y si te encuentras con un pomo de mantequilla de maní, para poner un ejemplo, y es la única marca de ese producto, que cuesta lo mismo en cualquier cadena expendedora en divisas.

Como la mayoría de los cubanos tienen que comprar la divisa en la casa de cambio llamada CADECA o en el mercado informal, por no recibir estimulaciones salariales en moneda dura ni remesas del exterior, prefieren los productos de precios más económicos, sin embargo los jabones, detergentes, sal, espaguetis, mantequilla, frazadas de piso, y hasta el papel sanitario de precios un poco “más asequibles” sufren desabastecimiento  y esos mismos productos de gamas caras no bajan un centavo para estimular su compra por los clientes de menores ingresos en la sociedad cubana.

El VI Congreso del Partido Comunista de Cuba, celebrado en abril de 2011, llamó a perfeccionar la economía cubana, porque no puede construirse el socialismo en la mayor de las Antillas, sin eficiencia económica, pero todavía existen “empresarios” que esperan orientaciones del gobierno central y no desarrollan iniciativas para perfeccionar su empresa, hacerla rentable y exportar más productos para uno economía que no puede darse el lujo de importar más de lo que exporta.

Los acuerdos emanados del VI Congreso del PCC fueron claros: No se pueden mantener una fábrica irrentable ni una empresa con una plantilla que exceda las necesidades laborales, porque ninguna economía en el mundo lo tolera. No puede mantenerse  una sociedad económica que genere más perdidas que ingresos porque llevaría al país a la bancarrota.

Recientemente leí en Yahoo! Noticias un artículo sobre el markenting y trucos para vender más. Los carritos en los supermercados españoles son más grandes para que los consumidores echen más productos, diseminan olor a pan recién horneado por el aire acondicionado central porque tienen comprobado que cuando uno tiene hambre compra más.

Colocan en la entrada los productos de menos éxito, y a lo lejos los de más demanda, las marcas más caras están a la altura de los ojos en los estantes, controlan la música: en horario de mayor demanda tiene más ritmo, y en el de menos afluencia de público esta es más tranquila y lenta, según Yahoo Noticias!

Por otra parte los precios nunca son redondos en los supermercados españoles para parecer más económicos y a su vez dificultar las comparaciones. Además, casi siempre terminan en 5,7 o 9, los números que atraen más al comprador.

Los especialistas en mercadotécnica españoles afirman también que las grandes superficies están diseñadas para que tengamos que parar constantemente. El razonamiento que justifica estas interrupciones es que cada vez que interrumpimos la marcha fijamos la vista en algún producto y es más fácil que acabe en el carrito.

De todos estos trucos del marketing español deberíamos tomar lo más apropiado para los cubanos y nuestra realidad, que necesita también declarar VIP a muchos consumidores que prefieren una tienda, una cafetería o un hotel, porque es tratado mejor como ser humano-cliente.

José Miguel Ávila Pérez
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