Yate Granma

La travesía que fundó una nación

Hoy, Cuba conmemora el 69 aniversario del desembarco del yate Granma, gesta heroica en la que 82 revolucionarios, liderados por Fidel Castro, reiniciaron la lucha definitiva por la soberanía nacional.

Esta fecha, que también marca el Día de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), trasciende el acontecimiento histórico. Representa el núcleo fundacional de los principios humanistas y de resistencia que definen el carácter de la nación y sus instituciones.

La travesía del pequeño yate Granma —diseñado para 20 personas pero cargado con 82 expedicionarios, sus armas y pertrechos— fue desde el inicio una prueba extrema del espíritu humano.

Los hombres sufrían mareos y vómitos por el fuerte oleaje, amontonados en un espacio reducido y con un penetrante olor a petróleo. Ernesto Guevara, médico de la expedición, relataba como la mayoría yacía postrada, agarrándose el estómago, pero eso no pudo detener el avance, ni mucho menos quebrar sus ideales.

En medio de la difícil navegación, una ola arrojó al mar al expedicionario Roberto Roque. Ante el peligro, Fidel Castro ordenó detener la marcha y dedicar casi una hora a la búsqueda, hasta rescatarlo con vida. Este acto, previo a cualquier combate, simbolizó el compromiso inquebrantable con la vida de cada compañero, un valor que se erigiría como principio fundamental.

El desembarco en Los Cayuelos, cerca de la playa Las Coloradas, no fue la llegada triunfal de un ejército invencible, sino el comienzo azaroso de una lucha desigual. Tras la dispersión en el combate de Alegría de Pío, la reunión de los sobrevivientes —momento en que Fidel, al reunirse con Raúl y sumar sus fusiles, exclamó: «¡Ahora sí ganamos la guerra!»— demostró que la fuerza real residía en la unidad inquebrantable y la fe en el propósito.

Del Ejército Rebelde a las FAR, defensa y servicio al pueblo

De aquel núcleo de sobrevivientes nació el Ejército Rebelde, que, tras el triunfo de 1959, dio paso a las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), constituidas oficialmente en 1960. Las FAR heredaron e institucionalizaron el humanismo de la gesta del Granma, transformando el concepto clásico de defensa nacional.

Para los cubanos de hoy, esta efeméride tiene un significado profundo y multifacético. Nos deja una lección de resiliencia nacional: el desembarco simboliza la capacidad de resistir y renacer ante adversidades aparentemente insuperables, una narrativa que resuena en el contexto actual del país.

Se recuerda así que el verdadero poder no radica en la tecnología o el número, sino en la justeza de una causa, el apoyo popular y la fortaleza moral. Las FAR, con su integración de tropas regulares y milicias territoriales, encarnan el concepto de «pueblo en armas».

El legado del Granma se proyecta globalmente a través de la solidaridad, particularmente en las misiones médicas cubanas. Como señaló Fidel Castro: «Ser internacionalistas es saldar nuestra propia deuda con la humanidad». Hoy, con colaboración en más de 60 países, estos «ejércitos de batas blancas» son la expresión viva del humanismo que nació en el Golfo de México.

El 2 de diciembre es, más que una fecha de reminiscencia, un espejo en el que Cuba se reconoce.

La pequeña embarcación Granma no solo llevaba hombres a una playa pantanosa, sino la semilla de una ética: la de que la fuerza última de una nación reside en su unidad, dignidad y capacidad de servir, dentro y fuera de sus fronteras. Esa es la victoria que, 69 años después, se defiende cada día.