El mundo se enfrenta a un contexto donde el cambio demográfico se manifiesta con fuerza, la población envejece a un ritmo sin precedentes. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que para 2050, el número de personas mayores de 60 años superará los dos mil millones, lo que representa un desafío significativo para nuestras sociedades.
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Este fenómeno no solo implica un aumento en la cantidad de personas mayores, sino también la necesidad urgente de adaptar nuestras políticas y programas para garantizar su bienestar. La protección y el apoyo a los ancianos deben ser una prioridad tanto desde el ámbito familiar como desde la sociedad y el trabajo gubernamental.
En una población altamente envejecida como la cubana, se reportaban al cierre de 2024 unos dos millones 506 mil 488 personas de 60 años, cifra que posiciona al país como el más envejecido de América Latina y el Caribe.
Según la Oficina Nacional de Estadística e Información de Cuba, las provincias con mayor grado de envejecimiento el pasado año son Villa Clara (29,1 por ciento) y La Habana (28,1 por ciento); sin embargo, la provincia que presenta el menor grado de envejecimiento continúa siendo Guantánamo con el 22,5 por ciento.
El territorio holguinero, no exento de este fenómeno, supera la media nacional de envejecimiento, según publicara a inicios de 2025 el portal del Gobierno/Holguín, siendo zonas rurales como Báguanos y Calixto García las más afectadas, con comunidades donde los jóvenes emigran hacia cabeceras provinciales o al exterior.
Todos estos datos, tanto a nivel nacional como provincial, alertan sobre la presión a servicios como la salud pública, donde la demanda de cuidados geriátricos crece, mientras disminuye la fuerza laboral activa.
Además, la falta de atención a las necesidades de este grupo en varios ámbitos, puede resultar en un aumento de la vulnerabilidad, la soledad y la exclusión social. Por lo tanto, desde el núcleo familiar, es fundamental promover una cultura de respeto y cuidado hacia los mayores.
Las familias en Holguín deben ser conscientes de su papel en el acompañamiento y apoyo emocional, así como en la promoción de un envejecimiento activo y saludable. Sin embargo, esta responsabilidad no puede recaer únicamente en los hogares; es imperativo que las comunidades se organicen para ofrecer espacios inclusivos donde los ancianos puedan participar y contribuir.

A nivel gubernamental, se requiere una visión integral con mayor fuerza y prontitud, que contemple políticas y favorezcan la calidad de vida de las personas mayores. Esto incluye el acceso a servicios de salud adecuados, programas de capacitación y empleo que les permitan seguir activos en una economía marcada por la inflación, así como iniciativas que fomenten su participación en la vida social y cultural.
La sociedad holguinera, en su conjunto, tiene la responsabilidad de reconocer el valor que aportan nuestros mayores y trabajar activamente para construir un futuro donde cada etapa de la vida sea digna y respetada.
Enfrentemos juntos el reto del envejecimiento poblacional con políticas inclusivas y solidarias que garanticen un ocaso saludable y activo para todos; donde predomine el amor y el respeto por los que nos han entregado ya los mejores años de su vida.
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