Collage, elementos culturales, Cuba

Defender nuestra cultura, prioridad de todos

La cultura es la creación que se forjó en el tiempo. No es solamente un legado ni tampoco el conocimiento, sino el estado de ánimo en el cual percibimos nuestra identidad, así lo afirmó el reconocido historiador cubano Eusebio Leal.

La colonización cultural en Cuba representa un capítulo de nuestra historia. Desde la llegada de los primeros conquistadores españoles se transformó no solo la geografía y la economía, también se alteró profundamente el tejido mismo de nuestra identidad colectiva.

Los colonizadores trajeron consigo sus costumbres, su lengua, sus creencias y su manera de entender el mundo, pero en ese encuentro, la cultura aborigen, africana y posteriormente mestiza no desapareció; más bien resurgió con nuevas formas, dando lugar a un mosaico cultural único en el Caribe.

Por el mar llegaron muchos ingredientes de lo que Don Fernando Ortiz llamaría un “ajiaco”.

Cristóbal Colon trajo el pan, el cerdo, la vaca, y también el arroz, ese que para el cubano está en todas las comidas. Desde África llegaron en una de las peores condiciones humanas —la esclavitud— las religiones y sus ceremonias, las cuales influyeron en el panorama sonoro, creyente y danzario cubanos.

De todo este proceso emergió la nación, la cual hay que asumirla tal y como se ha construido, por tanto debemos oponernos a cualquier intento que trate de dividir, cuadricular o fragmentar el cómo somos en toda su riqueza y diversidad.

En la actualidad existen emprendimientos privados que, insertados en la industria cultural, promueven una cultura alejada de nuestras costumbres.

Recuerdo un sitio de la ciudad de Holguín, La Plaza de La Marqueta, que en los últimos tiempos constituye escenario de manifestaciones que intentan someter la identidad en una tendencia internacional de lo que «realmente» debemos consumir.

Tal es el caso del popular bar Élite, organizador del concurso de belleza Miss Élite 2025, evento privado que se apoderó del espacio público y que, a mi juicio, fue un evento miamense donde el dorado y lo banal predominaron.

Este es ejemplo de los muchos que se extienden en nuestra sociedad matizados específicamente por el desconocimiento profundo de nuestra idiosincrasia y cultura.

En tanto, extrapolando el asunto, celebro al famoso cantante Bad Bunny quien ha reforzado el patriotismo y la identidad cultural en los jóvenes a través de sus nuevos discos, especialmente con su álbum «DeBÍ TiRAR MáS FOToS» donde el artista no solo rinde homenaje a la riqueza musical y cultural de su tierra natal, sino que también denuncia las injusticias sociales que afectan a la isla.

En otros temas, alerta sobre los peligros de perder la cultura y la soberanía, y reafirma el valor de la bandera y la memoria colectiva como símbolos de resistencia.

Salvaguardar nuestra cultura es prioridad de todos pues somos los únicos dueños de ella, ello debe hacerse desde todos las esferas para así preservar la soberanía cultural frente a desafíos internos y externos.

Miguel David Bruzón Hernández
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