Cartel del FICGibara 2025, Holguín

Cortometrajes de ficción: Contar lo diverso en pequeñas piezas

En la edición 19 del Festival Internacional del Cine Pobre de Gibara han confluido obras de muchas naciones que brindan un panorama diverso de la creación audiovisual a escala contemporánea. El apartado de cortometrajes de ficción manifiesta diversidad en las maneras de realización y en las temáticas que refieren las obras.

Algunos de estos cortometrajes en concurso llegan al Festival con un amplio recorrido internacional en otros eventos que avalan su trayectoria. Los espectadores tienen la posibilidad de apreciar obras de mucha calidad que cubren una gran cantidad de temas, como el amor, la soledad, las culturas indígenas, la juventud, las historias distópicas, las preocupaciones por el futuro, entre otras.

Con temas distintos, pero situados en ámbitos rurales, han concursado en Gibara los cortometrajes Aurora (Randy Navarro, 2023) y Cuando el viento (Lisa María Velázquez, 2023) y Gallina (Ana Arza, 2024).

Por su parte, Cuando el viento explora el interior de una familia dividida por la enfermedad y la violación, mientras los personajes se rebelan para intentar salvarse. Gallina, por su parte,expone la vida de una pareja de campesinos y su mascota, en un contexto de crisis económica en Paraguay, en 1999.

Con protagonistas jóvenes, en diversos escenarios y con distintas intenciones, pero semejantes en la sensación de encierro, sea en una casa o en una ciudad, se desarrollan los cortos mexicanos Bruma negra (Malena Chueco, 2024) y Elevación (Gabriel Esdras, 2024), así como el cubano Habitación #2 (Esterio Segura, 2024).

Mientras, Azul Pandora (Alán González, 2024) y Kokuhaku (Adria Guxens, 2024) indagan en las otredades sexuales, a partir de dos visiones distintas. Azul Pandora vuelve sobre el tema de la soledad, en este caso desde el protagonismo de una mujer trans. Kokuhaku se entrega a las regresiones al pasado de un joven japonés, quien asume personajes femeninos en representaciones teatrales, cercanas al kabuki.

Buen día (Javyju, Carlos Eduardo Magalhaes, 2024), Ovejas y lobos (Alex Fischman, 2024) y Florecer (T‘ikariy, Rubén Quincho, 2024) se sitúan en las realidades de los pueblos indígenas.

El enfrentamiento contra los poderes, de distintos tipos, está reflejado en tres producciones, La banda (Leonor Jiménez y Delia Márquez, 2024), La cosecha (Laura Boada, 2024) y Línea de flotación (Bonalve Gastón y Lucila De Oto, 2024).

El día del cobro (Luis Lago, 2024) parte de un drama social, el sueldo insuficiente de un obrero, para recrear una historia donde confluye el amor, los sueños del joven y el deseo de que lleguen tiempos mejores. En una realidad distinta, pero con el mismo enfoque, Tu propio jefe (Your Own Boss, Álvaro Guzmán, 2024) parte de un repartidor de comida a domicilio que intenta cumplir con sus obligaciones como padre, mientras se esfuerza por realizar su trabajo.

Ella y el Hotel Miramar (Yanet Pavón Bernal, 2024) indaga en el pasado, en la memoria de un hotel que simbolizó el esplendor económico de la United Fruit Company en Preston, una pequeña comunidad en el municipio holguinero de Mayarí. También asentado en el pasado, en este caso como memoria de una vida, es la historia de La última pelea (Jorge Molina, 2024).

Un canto al amor y a la vida es Pequeña Kanka (Consuelo Ramírez, 2024), o podría llamarse «amor en campo minado», pues así crece en los personajes, a partir de ese encuentro cercano con la muerte, y se impone contra todo pronóstico para mostrarlo puro, como una de las fuerzas que desafía y se enfrenta a todo.

Sobre el viaje como realidad y como metáfora es el cortometraje argentino Las continuidades (Merlina Molina y Jorge Sesán, 2024), a partir del encuentro de tres caminantes y la búsqueda de un mejor lugar, todo con una dosis muy justa de misterio que potencia en la pieza la riqueza de sus elementos narrativos.

Dentro de la competencia de cortometrajes de ficción se ubica igualmente El ocaso del ser (Damián Pérez, 2025), donde se toma como punto de partida el día de la crucifixión de Jesús para humanizar el relato bíblico.

Las 21 obras que integran este concurso son diferentes en sus modos de realización, abordan distintas temáticas que enriquecen el microrrelato histórico, social, cultural, simbólico de una época y de sus protagonistas desde la ficción. El espectador interesado en apresar estas historias deberá sumergirse en la sala oscura y apreciar realidades que se diferencian en el mismo punto en que coinciden.

Con información de Rubén Ricardo Infante/FIC GIBARA

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