El proyecto de desarrollo local Plaza de la Marqueta en la ciudad de Holguín ha reafirmado su compromiso con la sociedad durante la celebración de la Navidad, llevando alegría a los más pequeños y extendiendo su impacto comunitario.
Como parte de una tradición de varios años, el proyecto organizó una amplia convocatoria solidaria entre sus trabajadores y actores económicos de su entorno, con el objetivo de ofrecer una cena navideña a los niños de las cuatro Casas de Niños sin Amparo Filial del territorio. La actividad se realizó en coordinación con el sector de la Educación y los directivos de estos centros.
Los pequeños, junto a educadores y familiares, disfrutaron de una cena especial en la gran nave de la Plaza. La iniciativa contó con el auspicio del propio proyecto y la participación activa de todos los comercios y establecimientos asociados, que dedicaron tiempo y esfuerzos para garantizar un momento de agradecimiento, acompañado de detalles culturales y sorpresas.

El espacio cultural estuvo a cargo del colectivo del teatro El Guiñol, que aportó su pincelada artística para hacer aún más mágico el encuentro.
La solidaridad de la Plaza de la Marqueta no se detuvo ahí. El proyecto también preparó una cena para el hogar de ancianos del municipio cabecera y, en una acción conjunta con el Hospital Pediátrico Octavio de la Concepción y la Pedraja, llevará regalos y una presentación cultural a los niños de la sala de Oncología, con la participación de todos sus actores económicos, tanto privados como estatales.
Lizandra Lafuente González, directora del proyecto, explicó que estas acciones forman parte del sistema habitual de trabajo de la Plaza de la Marqueta. «Cumplimos con nuestra política de impacto social e intervención comunitaria, reafirmando el principio de que este es un proyecto con y para la comunidad, en correspondencia con el humanismo que caracteriza a la sociedad cubana», señaló.
De esta manera, este proyecto trasciende su función comercial para tejer una red de apoyo tangible que celebra, acompaña y reconforta. Más que eventos aislados, estas acciones constituyen la columna vertebral de un modelo de gestión que demuestra que el desarrollo económico, cuando camina de la mano de la sensibilidad social, se convierte en un potente motor de transformación humana y en un reflejo vivo del espíritu comunitario.
Así, entre risas infantiles, el calor de una cena compartida y la promesa de llevar alivio a quienes luchan en un hospital, la Plaza de la Marqueta siembra semillas de esperanza colectiva. Su mayor legado no es solo el momento festivo, sino el mensaje perdurable de que nadie queda atrás, construyendo, gesto a gesto, un paisaje urbano más acogedor y solidario para todos los holguineros.
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