Derechos humanos

Cuba frente al desafío de los derechos humanos

En un mundo donde el discurso sobre los derechos humanos es frecuentemente instrumentalizado con fines políticos, la trayectoria de Cuba ofrece un contrapunto profundamente revelador.

La Isla no solo libra una batalla por garantizar el pleno disfrute de estos derechos para su pueblo, sino que lo hace bajo las condiciones excepcionalmente adversas de un bloqueo económico, comercial y financiero que, por más de seis décadas, ha intentado doblegar su soberanía.

Analizar esta realidad exige apartar los prejuicios y observar los hechos: un compromiso histórico traducido en logros sociales tangibles y una resistencia inquebrantable frente a una política calificada de genocida por la comunidad internacional.

Desde el triunfo de la Revolución, la prioridad del proyecto social cubano ha sido la dignidad humana. Este principio se materializa en un sistema de salud y educación universal y gratuito, reconocido mundialmente, y en la ratificación de 44 de los 61 instrumentos internacionales clave en la materia.

Los informes que Cuba presenta ante foros como el Examen Periódico Universal del Consejo de Derechos Humanos detallan avances concretos en el acceso a la alimentación, la cultura y la paz. Son conquistas que, lejos de ser abstractas, definen la vida diaria de los cubanos.

Sin embargo, este empeño por construir una sociedad más justa choca frontalmente con el principal obstáculo externo para su desarrollo: el bloqueo impuesto por Estados Unidos. Lejos de ser una reliquia del pasado, esta política se ha recrudecido, causando daños acumulados que superan los 170 mil millones de dólares y provocando «carencias que enfrenta nuestra población» de forma «tangible», en palabras del canciller Bruno Rodríguez Parrilla.

El bloqueo no es una mera disputa diplomática; es una medida que «mata, no es un debate académico», al impedir la llegada de medicamentos, alimentos y recursos energéticos.

La comunidad internacional, con el voto abrumador de 165 países en la ONU, ha condenado reiteradamente esta política por constituir una «flagrante violación de los derechos humanos de todos los cubanos».

Ante esta compleja encrucijada, el periodismo cubano asume su rol con un compromiso inquebrantable con la verdad y la defensa de la soberanía nacional. Su labor no se limita a denunciar la agresión externa; consiste, sobre todo, en visibilizar los esfuerzos titánicos de un pueblo por mantener sus conquistas sociales en medio de una guerra económica no declarada.

Prioriza los temas de interés social —salud, educación, cultura— y promueve valores como la solidaridad y el patriotismo. En un panorama mediático global dominado por narrativas hegemónicas, los medios cubanos son un pilar fundamental para ofrecer una visión integral y contextualizada de esta lucha.

La lucha de Cuba por los derechos humanos es, por tanto, una lucha en dos frentes. Uno, interno, de perfeccionamiento constante y defensa de los logros sociales alcanzados. Otro, externo, de resistencia frente a una coerción que busca, por hambre y desesperación, socavar el modelo de justicia social elegido por su pueblo.

Mientras el mundo clama al unísono por el fin del bloqueo, Cuba sigue demostrando que, incluso bajo el asedio, es posible mantener viva la llama de la dignidad. La batalla continúa, y en ella, la verdad periodística es un arma esencial para la soberanía.