Imagen generada con IA trs paso de huracán Melissa
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Recuperación que devuelve sonrisas

Ayer Lucía volvió a sonreír. La risa le vino de pronto, cuando bromeaba con una vecina sobre las vicisitudes de los últimos días, con esa habilidad única de los cubanos de carcajearse de los problemas. Cuando pasó el éxtasis, se sintió un poco culpable. ¿Estaría bien sonreír después de un huracán?

Sí, claro que estaba bien, era la manera de demostrarle a esa tal Melissa que con este pueblo no hay quien pueda. Su casa se inundó de agua, como hacía rato no pasaba. Ella, vecina de un río, sufrió en carne propia el deseo de este de entrar por cualquier sitio o rendija. A pesar de eso, estaba viva.

Estuvo sin corriente cerca de cinco días. Se le echaron a perder dos paquetes de carne que tenía en el refrigerador, pues no encontró dónde guardarlos. Nunca olvidará esa tarde en la que tiró a la basura lo que sería su comida. Maldijo y hasta lloró con fuerza, donde no la vieran. Luego secó sus lágrimas. A pesar de eso, estaba viva.

Se quedó sin comunicaciones y sin Internet, llegó a sentirse en un búnker durante interminables jornadas. No tenía manera de hablar con familiares y amistades, que también pudieron verse afectados. ¿Qué sería de ellos en este contexto? Cuando, de pronto, le entró el primer sms a su celular, supo que nada estaba perdido. Estaba viva.

Ha pasado más de una semana del impacto del huracán Melissa y la provincia de Holguín también vive, gracias al trabajo de sus hijos y también de los hijos de Cuba, que dejaron todo y aún sin descanso trabajan por verla levantarse. Y es que de verdad reconforta saber que hay personas a las que le importa ver bien a tu tierra.

No han sido jornadas fáciles ni mucho menos. Horas de trabajos y sacrificios para lograr avanzar en la recuperación de manera eficaz, siempre pensando en el bienestar de una población que espera ansiosa por volver a sentir que su vida es normal, a pesar de un evento meteorológico sin precedentes.

Según un reporte reciente, que no es estático, la Empresa Eléctrica reporta con servicios a alrededor de 90 circuitos de aproximadamente 120 afectaciones añadidas por Melissa a las que se atienden diariamente. Otro tanto están haciendo los trabajadores de Etecsa, de Recursos Hidráulicos y otros organismos. Aquí nadie descansa.

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Lucía y el pueblo todo han visto como miles de personas, instituciones y organizaciones han demostrado su solidaridad, enviando donativos para las familias afectadas. Es tan reconfortante ver el rostro de quien recibe algo después de haberlo perdido todo. Cualquier detalle, por pequeño que parezca, marca la diferencia.

Esta holguinera se emocionó mucho cuando escuchó por la radio la historia de Mariannis, una quinceañera que pensó que todo estaba perdido al pasar su onomástico en las labores de evacuación; sin embargo, la FMC y otras organizaciones se empeñaron en que esta joven viviera su fiesta y el centro de evacuación devino en escenario perfecto para bailar un vals.

«Es verdad que esta Revolución no desampara a nadie», dijo Lucía al conocer esta historia. Había leído sobre algo parecido en Las Tunas y tenía la certeza de que los responsables de los centros donde se albergaban a los evacuados hacían todo lo que estaba a su alcance para devolverles la sensación de hogar, ese que el huracán se llevó.

Esa es Cuba, una nación que, a pesar de los problemas, nunca se olvidará de ninguno de sus hijos. Melissa nos ha dejado muchas enseñanzas, pero la principal es la importancia de valorar nuestra existencia en este mundo. Hay que reír, Lucía, ¡estamos vivos!

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Jorge Alejandro Fernández Pérez
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