No son pocos los que gustan disfrutar de sus vacaciones en la playa, uno de los sitios más visitados en el periodo vacacional y destino turístico muy demandado en la época veraniega. Cuando estás en la playa es como si nada más importara, como si el mundo estresante que existe fuera de ese inmenso mar y esa extensión de arena no existiera. Así de tanto nos relaja y nos produce bienestar el mar. Aquí te explico el por qué.
Los paisajes relacionados con el mar son los que más cautivan a las personas, según mi experiencia profesional. Cuando invito a mis pacientes a cerrar los ojos y visualizar un paisaje agradable para comenzar un ejercicio de relajación, la mayoría visualiza playas que han quedado guardadas en su mente como imágenes fotográficas.
Y es que ver el mar, mojarse en sus aguas, jugar con sus olas, sentir su aroma, el olor de la brisa, el roce de la arena, el sonido de una ola al estallar, el cielo abierto y azul, el verdor de la vegetación que le rodea, es una experiencia imborrable.
Percibir así el mar, con todos los sentidos, nos produce efectos parecidos al de la meditación o el mindfulness. Concentrarnos en las sensaciones del aquí y ahora cuando estamos cerca de las aguas marinas nos puede ayudar a entrar en estado de relajación.

Factores que hacen que el mar sea relajante y produzca bienestar
- Su color azul. Este es un color que contribuye a disminuir la tensión arterial, reduce nuestros temores y nos ayuda a experimentar sosiego.
- El sonido constante y repetitivo de sus olas. Cuando un sonido es constante y repetitivo posibilita que nos concentremos en él con más facilidad. El sonido de las olas hace que acompasemos nuestra respiración con su ritmo. La respiración se torna más profunda y más lenta.
- Su inmensidad. Ayuda a que desparezcan pensamientos de rumiación, preocupaciones y obsesiones. Se produce una desconexión con nuestra realidad cotidiana, una ruptura beneficiosa para nuestra mente.
- Su olor. Los olores son evocadores de recuerdos y despiertan emociones. El olor del mar es una mezcla de sustancias químicas procedentes de la sal, peces, crustáceos, rocas mojadas y sulfuro de dimetilo (DMS). Justo es el DMS es el que aporta ese olor tan característico al mar. El mar huele a vida y si alguna vez hemos sentido emociones placenteras junto al mar, su olor nos despertará de forma inmediata las mismas emociones.
- Su espacio abierto. Tan abierto a nuestra vista que «se une con el cielo». Un espacio de esta naturaleza fomenta la creatividad, deja volar la imaginación y nos desinhibe.
- Se considera que el alto contenido en magnesio del agua marina también contribuye a producir relajación, por lo que reduce el estrés y la ansiedad.
- El aire del mar es rico en iones negativos que, al contrario de los positivos, relajan y favorecen la liberación de serotonina, un neurotransmisor cerebral que produce sensación de bienestar y buen estado de ánimo.
Todo este conjunto de sensaciones potencian la aparición de ondas alfa en el cerebro, que están relacionadas con el descanso y la relajación.
Según Wallace J. Nichols, biólogo marino y autor del libro Blue Mind, «Todos reaccionamos positivamente ante ambientes que nos hacen sentirnos conectados con la naturaleza. Estar cerca del mar ayuda a ser más creativo, y es que el color azul está asociado a la calma, a la relajación, la profundidad y el conocimiento, que favorecen la creatividad. Observar una gran cantidad de color azul nos induce a un estado meditativo, con sensación de calma, paz interior y sentimiento de satisfacción con nuestra vida en general».
Estar cerca del mar también da la oportunidad de desconectar del estrés en el que se vive a diario. Para empezar es una manera de dejar de escuchar los ruidos de las calles, de las oficinas, del tráfico diario, del timbre o los tonos de los teléfonos celulares, del desafío para montarse en una guagua repleta de personas, del tumulto, de los rollos laborales, entre otras muchas situaciones estresantes.
De manera que si tienes la oportunidad aprovecha, no lo dudes ni un momento y ve a darte una buena zambullida. Pero recuerda que no es sólo esa buena zambullida, se trata de disfrutar a plenitud de todos los componentes y bondades del mar de los que te he comentado. Así te cargarás las pilas para seguir adelante.
Relajación, bienestar y felicidad… En fin, el mar.
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