Basura, contaminación en Holguín

Basura en Holguín: problema de todos

Caminar por Holguín hoy duele en el alma. La ciudad, nuestra ciudad, carga sobre sus aceras y esquinas el peso de una crisis que nos involucra a todos. Donde antes había espacios limpios, ahora se acumula basura por doquier que habla de dificultades compartidas y de responsabilidades que necesitamos asumir.

Los ciclos de recogida se han extendido más de lo deseado, una realidad con explicación en las complejidades que enfrenta el servicio de comunales. La situación con el déficit de combustible y la disponibilidad de fuerza laboral crean un escenario donde el esfuerzo de los trabajadores no siempre es suficiente para mantener el ritmo de limpieza que la ciudad requiere.

Basura a la intemperie en HolguínSin embargo, este panorama va más allá de las calles. La falta de hábitos de reciclaje hace que materiales con potencial de reutilización terminen aumentando el volumen de lo que desechamos. Cada plástico, cada cartón que no separamos, es un pequeño aporte a una dificultad mayor.

Lo más preocupante son las consecuencias directas en la salud. La basura acumulada en esquinas, solares y márgenes de ríos muestra su cara más letal: la reciente aparición y propagación de casos de dengue, zika y chikungunya. La ecuación es simple, brutal y evitable: los vertidos abandonados son el caldo de cultivo, y el mosquito Aedes aegypti, el vector que lleva la enfermedad a los hogares. Cada bolsa desgarrada, cada tapa de botella, se convierte en un potencial criadero.

A esto se suma que los roedores encuentran en esta coyuntura condiciones para proliferar, añadiendo otro riesgo para el bienestar de la comunidad.

Esta realidad nos interpela como sociedad. Es fácil y justo señalar las causas estructurales: los ciclos de recolección, dilatados por el déficit de combustible y la crítica falta de tecnología y fuerza laboral. Sin embargo, ante la retirada del servicio estatal, surge una incómoda pregunta: ¿Dónde queda la responsabilidad ciudadana? Arrojar una bolsa de basura en cualquier esquina por la noche se ha convertido en un acto normalizado, un síntoma de una corresponsabilidad evadida.

Mientras las instituciones buscan soluciones dentro de sus posibilidades, cada uno de nosotros puede contribuir desde su espacio. Mantener el entorno limpio, evitar arrojar desperdicios donde no corresponde y promover mejores prácticas entre vecinos son acciones que, sumadas, pueden cambiar el panorama.

La limpieza de Holguín no es solo tarea de unos pocos, sino compromiso de todos quienes la habitamos y amamos. En nuestras manos está convertir la preocupación actual en una oportunidad para demostrar que, unidos, podemos cuidar mejor esta ciudad que nos pertenece.

Limpiar la ciudad no será solo una cuestión de camiones y combustible, sino de recuperar el sentido de pertenencia y el respeto por el espacio común que todos habitamos. El reto es de todos, y el tiempo para actuar se está pudriendo en las esquinas.