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Mosquitos y arbovirosis: responsabilidad de todos

La brisa cálida de Holguín, como en el resto de Cuba, trae consigo algo más que el aroma del eterno verano: trae el zumbido persistente y peligroso de los mosquitos, vectores de un grupo de enfermedades conocidas como arbovirosis.

Hoy, nuestro país enfrenta una situación epidemiológica que el Ministerio de Salud Pública (Minsap) califica de «muy compleja», con la circulación de dengue, oropouche y chikungunya. Es hora de mirar la realidad de frente, comprender qué está en juego y actuar con la urgencia que la salud del pueblo demanda.

¿Qué son las arbovirosis? La tríada de la alerta

Las arbovirosis son enfermedades virales transmitidas al ser humano por artrópodos (de ahí su nombre, de Arthropod-Borne Viruses), principalmente mosquitos.

El dengue, endémico en Cuba, es la principal preocupación. Transmitido por el mosquito Aedes aegypti, puede cursar desde una fiebre leve hasta formas graves con hemorragias y shock, que son potencialmente mortales. En estos momentos circulan varios serotipos, lo que aumenta el riesgo de formas graves en personas que ya padecieron la enfermedad.

Infografía,dengue

Por su parte el oropouche, introducido recientemente, se transmite por mosquitos Culex y jejenes. Causa síntomas similares al dengue (fiebre, dolores musculares y de cabeza), pero suele ser una enfermedad que, aunque molesta, cursa sin grandes complicaciones.

El virus de chikungunya reapareció recientemente. Transmitido por el Aedes aegypti y el Aedes albopictus, se caracteriza por fuertes dolores articulares que, a menudo, persisten durante meses o incluso años después de la fase aguda.

Causas: Un caldo de cultivo

La explosión de casos no es una casualidad ni un simple capricho de la naturaleza. Es la confluencia de factores que favorecen la proliferación del vector, en particular del omnipresente Aedes aegypti:

  • Factores climáticos: Las altas temperaturas y las lluvias frecuentes son el factor biológico ineludible. Crean el ambiente ideal para que el mosquito complete su ciclo de vida (del huevo al adulto) en menos de 10 días, aumentando exponencialmente la población de vectores.
  • Problemas de saneamiento y viales: Aquí entra lo «pésimo» de la situación. La acumulación de basura y desechos sólidos en calles y solares yermos es un caldo de cultivo. Los depósitos de agua insalubres, los envases a la intemperie y la obstrucción de desagües por la falta de recogida sistemática de la basura, se convierten en criaderos perfectos.
  • Déficit en el abasto de agua: La intermitencia en el servicio obliga a las familias a almacenar agua, a menudo en recipientes que no se cubren o se sellan adecuadamente, creando nuevos focos dentro de los hogares.

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Efectos más allá de la fiebre

Los efectos se sienten en todos los niveles:

  • Salud individual: El sufrimiento de miles de holguineros y cubanos con fiebres, dolores y las complicaciones inherentes al dengue grave. Una enfermedad debilitante que, en el peor de los casos, roba vidas.
  • Sistema de salud: La elevada incidencia de las arbovirosis tensa la atención primaria y hospitalaria, desviando recursos y personal valioso para tratar casos que, con una mejor prevención, podrían haberse evitado.
  • Economía y sociedad: Personas enfermas son días perdidos de trabajo o estudio. El ausentismo laboral y la baja productividad tienen un impacto negativo directo en la ya frágil economía familiar y nacional.
Prevención: La Responsabilidad compartida

Todavía no se cuenta con vacunas contra el dengue o el chikungunya, por lo que la única estrategia efectiva es el control vectorial. Esta es una batalla de trinchera que se libra en cada patio y cada balcón:

  • Eliminación de criaderos: Como acciones clave tapar herméticamente los envases de agua, voltear o desechar cualquier recipiente que pueda acumular agua. El mosquito Aedes es doméstico y se cría en el agua limpia que almacenamos.
  • Medidas de protección personal: Usar ropa que cubra la piel, repelentes (cuando estén disponibles) y mosquiteros en camas y ventanas.
  • Autocuidado ante síntomas: Reposo, abundante ingesta de líquidos (sales de rehidratación oral) y acudir al médico. Nunca automedicarse con aspirina o ibuprofeno, ya que pueden provocar hemorragias. El tratamiento sintomático con paracetamol (acetaminofén) debe ser siempre bajo orientación médica.
Conclusiones: El espejo de nuestro entorno

La situación actual con las arbovirosis es el reflejo de una realidad que nos duele: el deterioro del saneamiento básico y la infraestructura urbana, exacerbado por el clima tropical.

El llamado del Gobierno a reforzar la cooperación ciudadana y la higienización es correcto, pero debe ir acompañado de una respuesta institucional robusta y sostenible. No basta con la campaña de fumigación si las calles siguen repletas de basura. La solución pasa por un esfuerzo monumental que combine:

  • Disciplina ciudadana: La conciencia de que cada criadero en nuestra casa es un riesgo para el vecino.
  • Responsabilidad estatal: La garantía de la recogida de desechos sólidos y el suministro estable de agua potable.

La batalla contra el mosquito no es solo una tarea del médico o del operario de Higiene y Epidemiología. Es una radiografía de nuestro entorno y un llamado a la acción colectiva. Proteger a Holguín y a Cuba de esta triple amenaza es un acto de civismo, salud  y, sobre todo, de supervivencia. No podemos darnos el lujo de bajar la guardia. La salud del pueblo es la máxima prioridad.

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Alvaro Raúl Suárez Leyva