Cristina Fernández tuvo razón: Los conciertos de Silvio Rodríguez son auténticos actos de buen gusto y excelsa música para los oídos de millones de argentinos, según entrevió la expresidenta al anticipar sus recitales en el Movistar Arena.
Una vez más, en la noche del domingo primó la buena organización en la instalación techada con un público disciplinado que se dedicó a disfrutar y cantar muchas de sus canciones, o a escuchar detenidamente algunas de su nuevo álbum “Quería saber”, y completó el repertorio con clásicas de su prolífera obra.
No hubo gigantes pantallas a cada lado del escenario a manera de los habituales estridentes conciertos. Silvio quiso que primara la sensatez, que el auditorio se centrara en las canciones, en las letras, disfrutaran el contenido y la música.
Y a eso vinieron a Buenos Aires desde la lejana Mendoza Andrea y su hija Natalia. A la pregunta de Prensa Latina de por qué viajaron desde tan lejos, la madre afirmó: “Porque es la música de mi vida, porque desde joven escuchaba a Silvio. Vivimos en un pequeño pueblo donde no teníamos electricidad, y la música en un pequeño reproductor de batería era el sonido diario”.
“Mis hijas escuchaban a Silvio, crecieron haciéndolo”, recordó Andrea quien aseguró que “Silvio es la revolución; sus canciones transmiten amor; me hicieron una mejor persona”, recalcó.
Su hija, Natalia, estudia flauta en un conservatorio de la capital mendocina y la escogieron para asistir a una clase magistral que impartió Niurka González, flautista y clarinetista en la agrupación musical que acompaña al trovador, la tarde noche del jueves.
“Fue muy emocionante venir desde Mendoza, viajar tantas horas a conocer a la Maestra. Ella es increíble, muy dulce; nos dio unas clases espectaculares; estuvo desde las tres de la tarde hasta las ocho y media de la noche dando clases, escuchando con mucho amor y mucha pasión a cada uno de los estudiantes”, compartió con Prensa Latina la joven mendocina.

“Fue una oportunidad tremenda; todavía estoy emocionada y muy agradecida. Fue un encuentro hermoso, gestionado por nuestras maestras, gracias a la educación pública; fue un momento de mucho aprendizaje y mucha emoción”, describió Natalia.
Y madre e hija coinciden en aseverar que “bueno, escuchar ahora a Silvio y a la maestra va a ser una cosa increíble también. Así que ha sido muy hermoso; valió la pena viajar desde tan lejos”.
Fue la segunda de las tres actuaciones pactadas en la moderna instalación del barrio porteño de Villa Crespo que por segunda noche se repletó de un público ávido de escuchar al cantor cubano quien regresó a Argentina luego de siete años como parte de una gira por cinco países sudamericanos.
La inició en Chile, ahora está en Buenos Aires, después se traslada a la cercana Montevideo para actuar el 17 y 18 en la Antel Arena; regresa a la capital argentina para una tercera presentación el martes 21, y posteriormente prosigue la gira en Perú y Colombia.
En el repleto estadio con aforo para 15 mil espectadores volvieron revolotear piezas inolvidables como “Ala de Colibrí”, “Sueño con serpientes”, “Te perdono”, “Yolanda”, “Eva”, “Canción del elegido”, “Te amaré”, La era está pariendo un corazón”, “Ángel para un final”, “El necio”, “Canción de las sillas” y “Rabo de nube”.
A ellas Silvio sumó nuevas de su álbum “Quería saber”, entre estas “Viene la cosa” y “Nuestro después”. El cantautor se despidió por el momento para cruzar el Río de La Plata para actuar en Montevideo y después regresar para un tercer concierto el martes 21.
Con información de Prensa Latina
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