El regalo más preciado que varios artistas holguineros entregaron hace 10 años al Papa Francisco no fue oro ni plata, ni ninguna joya valiosa, sino un libro hecho a mano que, en todas sus piezas, rendía tributo a la Virgen de la Caridad del Cobre.
La historia comenzó en 1995, cuando el taller de la Casa Editora Cuadernos Papiro era apenas un sueño y un grupo de artesanos, diseñadores y artistas se reunieron con la idea de crear una pieza única, de la que solo existieran tres ejemplares y se dedicara por completo a la Patrona de Cuba, aquella que llegó a tierras patrias por la Bahía de Nipe en el siglo XVII.
Manuel Arias, director actual de “Papiro”, contó que no fue hasta la proximidad de la llegada del Sumo Pontífice que aquel sueño cobró sentido. Como si se tratara de una idea milagrosa ocurrió algo muy pocas veces visto en la ciudad, la unión de artistas, escritores y artesanos que, aunque no profesaran la misma fe, creían en la bondad del primer Papa latinoamericano y en la devoción del pueblo cubano a su Cachita.
“Ahora celebramos los 10 años, pero lo recuerdo como si fuera ayer cuando, con Tatiana Zúñiga, quien entonces dirigía la editorial, retomamos la idea y comenzamos a recolectar poemas y escritos, entre ellos la carta que hicieron los veteranos de las Guerras de Independencia al Papa Benedicto XV pidiendo que proclamara Patrona de Cuba a la Virgen de la Caridad del Cobre”, relató.
“Queríamos que fuera ‘una joya’ para homenajear a un hombre como Francisco, cuyo pontificado fue un ejemplo de compromiso con los pobres y las causas justas, un Papa admirado por creyentes y no creyentes, pero sobre todo que fuera un libro que hablara de Holguín y al mismo tiempo de toda Cuba”, confesó Tatiana Zúñiga, quien lideró el proyecto hace una década.
Explicó que un emprendimiento así solo podía lograrse con trabajo en equipo, desde la Editorial y con una pasión que otorgara a cada detalle un significado, así informaron la primicia a los artistas involucrados, entre los que recordó a Cosme Proenza, José Emilio Leyva, Magalys Reyes, Ronal Guillén, Ramiro Ricardo, Dagoberto Driggs, Orlando Carralero y Ernesto Blanco, cuya pieza dio título al libro.
Recordó que Ernesto Blanco enfrentó al inicio la dificultad de no saber cómo abordar a una Virgen de una religión que no profesaba, pero se le pidió que lo intentara y buscara en qué creer, y finalmente realizó una de las piezas más espectaculares del texto: “Devoción del pueblo cubano a la Virgen”. Desde entonces supieron que no podría llamarse de otra forma, explicó Manuel Arias.

La pieza, colocada al final, le otorgó una melodía única que cerraba la obra ante cada espectador y Manuel atesora la experiencia de aquella ocasión cuando una comisión del Vaticano acudió al taller poco antes de la visita del Papa, revisó el libro y, al llegar a la última página, los jóvenes se echaron a llorar.
Tatiana Zúñiga supo que cada parte de la experticia era vital, desde la apertura de la primera página hasta su cierre, y por ello decidió regalar la obra en un cofre no de cedro ni de maderas preciosas, ni de hechura industrial, sino en tabla de palma real, y de Barajagua, el primer sitio de culto a la Virgen tras su aparición en las aguas de Nipe. La artista identificó en Luis Silva al hombre indicado para crear las piezas con tal propósito.
La construcción del cofre fue una obra de arte en sí, con un mecanismo que elevaba el contenido del volumen ante el espectador, cada pieza tallada sobre la madera histórica y con trabajo detallista, cuidando desde la sutileza de los movimientos hasta la línea tradicional a percibir, puesto que ahí se ofrecía la esencia de la artesanía cubana hacia el mundo, un concepto que define la línea estética de Silva.
El resultado fue un libro híbrido, con textos de Martí, Nicolás Guillén, Lezama Lima y Dulce María Loynaz, entre otros, y obras originales en cada ejemplar, así como un cofre que superó las expectativas: tallada la bandera sobre el tronco de palma, conservando textura y sencillez, sin apenas un clavo; todo preservado con productos naturales y pulido con cera de abeja, comentó Tatiana.

Para Tatiana, Manuel y Silva, cada una de esas páginas expresó no solo la madurez de sus autores, sino también el fervor de un país en diferentes épocas y supuso un antes y después para ellos como creadores, como Papiro, pueblo y nación, pues se trató de un homenaje no solo al Papa Francisco, sino a la devoción del pueblo cubano a la Virgen de la Caridad.
A una década de aquel recorrido histórico que hiciera Francisco por La Habana, Holguín y Santiago de Cuba, el gesto perdura en la memoria cultural y religiosa de la nación, en ese ejemplar que se conserva en el Vaticano para preservar el lazo entre el arte y la fe de Cuba.
Con información de Agencia Cubana de Noticias
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