La capa de ozono, esa delgada franja de gas estratosférico que envuelve nuestro planeta, es mucho más que un concepto científico, es un escudo vital que nos protege de la dañina radiación ultravioleta (UV) del sol. Sin ella, la vida en la Tierra, tal como la conocemos, sería impensable.
La radiación UV causa quemaduras solares, cataratas, cáncer de piel y daña los ecosistemas terrestres y marinos.
La función primordial de la capa de ozono es filtrar la radiación UV-B, la más perjudicial para la salud humana y el medio ambiente. Su presencia garantiza la supervivencia de numerosas especies, la salud de los ecosistemas y la productividad agrícola. Imaginar un mundo sin esta protección es imaginar un planeta devastado por la radiación.
Si bien el Protocolo de Montreal de 1987, un hito en la cooperación internacional, logró prohibir las sustancias que agotan la capa de ozono (SAO), como los clorofluorocarbonos (CFC), los desafíos persisten. Aunque se ha observado una recuperación gradual de la capa de ozono, particularmente sobre la Antártida, el proceso es lento y desigual.
Algunas SAO tienen una vida útil muy larga, por lo que seguirán impactando la capa de ozono durante décadas. Por otro lado, el aumento en el uso de sustancias no reguladas, como el diclorometano, que se utilizan en la producción de algunos plásticos, podría retrasar la recuperación.
El cambio climático también influye en la recuperación de la capa de ozono. El aumento de las temperaturas en la troposfera y el enfriamiento de la estratosfera pueden alterar las reacciones químicas que involucran al ozono.
En la era actual, donde la conciencia ambiental está en auge, es crucial intensificar los esfuerzos para proteger la capa de ozono. Las acciones individuales, sumadas a las políticas gubernamentales y las prácticas empresariales responsables, marcan la diferencia.
Algunas medidas a tomar en cuenta son: asegurar que los equipos de refrigeración y aire acondicionado sean reparados y mantenidos correctamente para evitar fugas de refrigerantes que dañan la capa de ozono. Respaldar y promover políticas gubernamentales que fomenten la eliminación de SAO y el uso de alternativas seguras. Informar y concienciar a la comunidad sobre la importancia de la capa de ozono y las acciones que podemos tomar para protegerla.
Además, reducir nuestra huella de carbono mediante la transición a fuentes de energía renovables, como la solar y la eólica, contribuye a mitigar el cambio climático, que a su vez influye en la recuperación de la capa de ozono.
La protección de la capa de ozono no es solo una cuestión ambiental, es una cuestión de salud pública, de seguridad alimentaria y de sostenibilidad. Es un legado que debemos preservar para las futuras generaciones. No podemos permitir bajar la guardia; el escudo que nos protege requiere un cuidado continuo y la acción concertada de todos.
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