Aedes, dengue

Dengue, un enemigo silencioso al acecho

Desde hace más de una década el dengue predomina entre las arbovirosis, con mayor incidencia en Las Américas, Cuba y especialmente en Holguín, tanto así que durante casi todo el año ocupa el principal escenario epidemiológico de este territorio nororiental.

Y es que el agente trasmisor de esta infección aguda, el mosquito Aedes aegypti, resulta un viejo conocido. Por este motivo y a propósito de la reciente celebración del día mundial de esta enfermedad es importante conocer cómo prevenir sus cuatro serotipos, los cuales pueden llegar a ser potencialmente mortales, sobre todo aquellos que conducen a formas graves y por ende, al temido dengue hemorrágico.

Si bien al contraer un serotipo de dengue se crea cierta inmunidad durante algunos meses, es posible que una misma persona en un relativo espacio de tiempo desarrolle la enfermedad cuatro veces, siempre que se trate de una variedad diferente del virus. Parece indicar que cada vez que una persona se expone al virus corre el riesgo de presentar mayores complicaciones y morbilidades.

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Ante los riesgos que el dengue representa para nuestra salud y por su presencia cada vez más extendida en regiones tropicales, como la nuestra, el sistema sanitario ha establecido como parte de los protocolos de actuación mantener una estrecha vigilancia de los casos y síndromes febriles, un seguimiento a las causas con mayor incidencia en el incremento de los índices de infestación en los diferentes municipios de la geografía holguinera, así como tratar de controlar las poblaciones de mosquitos transmisores.

Por otro lado, muchos enfermos de dengue no presentan síntomas o apenas molestias leves, lo cual dificulta la identificación y permite que el virus se propague sin que las personas sean conscientes de estar infectadas. La presencia del agente trasmisor tanto en áreas urbanas como suburbanas, unido a la capacidad para reproducirse en pequeños volúmenes de agua, ya sean charcos o recipientes en desuso, se traduce en una fácil proliferación en entornos familiares y comunitarios.

Pese al peligro que implica esta enfermedad, muchos no son plenamente conscientes de los riesgos asociados al dengue o cómo prevenirlo.

En este punto resulta válida la preocupación de no pocos holguineros sobre la cantidad de mosquitos apreciada en los últimos meses tanto dentro como fuera de las viviendas y cómo han disminuido los ciclos de fumigación y el personal de la campaña antivectorial, acciones que se han reducido en el tiempo y con ellas los recursos para cumplir con este propósito hasta el punto de ser casi imperceptibles a la sociedad.

Entonces, si conocemos como se ha adaptado el Aedes a nuestro entorno y la forma de eliminarlo, ¿por qué no sostener las acciones que en un pasado reciente contribuyeron a llevar los índices de infestación a niveles permisibles?

Sí, es cierto, el peligroso vector colonizó nuestro medio, pero también se ha aprovechado de las brechas humanas para plantar bandera y perpetuar la especie.

Si cada quien hace lo que le corresponde en la higiene individual y colectiva, espero algún día poder hablar de resultados positivos como los alcanzados tras la epidemia de dengue hemorrágico, ocurrida en 1981, cuando las acciones sanitarias mantuvieron alejada la enfermedad de nuestro medio durante casi dos décadas.

Sin dudas el dengue representa un desafío significativo para la salud pública, su impacto puede ser devastador y muchas veces inesperado. En la medida en que ganemos conciencia del peligro al que nos enfrentamos estaremos en mejores condiciones de combatir a este enemigo silencioso.