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Cerdos de carne ’azul neón’ generan alarma en California: expertos alertan por su peligrosidad. Foto:

Cerdos de carne azul neón generan alarmas en California  

Un descubrimiento perturbador ha encendido las alarmas en California: cazadores han encontrado cerdos salvajes cuya carne y grasa exhiben una fluorescencia azul neón que desafía toda explicación natural. El hallazgo, que en un primer momento parecía un fenómeno extraño, resultó ser un peligro muy real.

La primera vez que Dan Burton, experto en control de fauna silvestre, vio este fenómeno en marzo, no podía creer lo que tenía ante sus ojos. “No estoy hablando de un poco de azul. Estoy hablando de azul neón, azul arándano”, declaró a Los Angeles Times. «Es una locura».

Cerdos de carne azul

El hallazgo tuvo lugar cerca de Salinas, en el condado de Monterey, donde Burton había capturado varios ejemplares como parte de sus labores rutinarias. Al procesar los animales, la intensa coloración antinatural tanto del tejido muscular como de la grasa adiposa lo dejó estupefacto.

Su instinto le dictó contactar inmediatamente al Departamento de Pesca y Vida Silvestre de California (CDFW), decisión que destapó un problema ambiental más grave de lo esperado.

Tras una exhaustiva investigación, el Laboratorio de Salud de la Fauna Silvestre del CDFW y el Laboratorio de Salud Animal y Seguridad Alimentaria de California en Davis identificaron al culpable: un rodenticida anticoagulante llamado difacinona.

Este veneno, ampliamente utilizado en la agricultura para el control de roedores, se tiñe deliberadamente de azul brillante como medida de seguridad para que los humanos puedan identificarlo fácilmente y evitarlo. Sin embargo, los animales salvajes no reconocen estas señales de advertencia creadas por el ser humano.

Aunque no es la primera vez que se detecta este tipo de contaminación, el caso ha generado especial atención por lo llamativo del color y por el riesgo que representa para la salud humana.

Según el CDFW, este tipo de rodenticidas puede afectar también a depredadores que consumen a los animales envenenados –incluidos los humanos–, ya que la sustancia permanece activa en los tejidos incluso después de ser cocinada.

Según Los Angeles Times, las pruebas de laboratorio mostraron que los animales estuvieron expuestos al veneno “durante un periodo prolongado”. Aunque las dosis en las trampas son letales para los animales pequeños a los que están destinadas, no son suficientemente grandes para causar daños inmediatos a los cerdos, que suelen pesar entre 45 y 90 kg.

La difacinona actúa como un anticoagulante, provocando hemorragias internas graves al unirse a las enzimas que reciclan la vitamina K, lo que afecta a la capacidad de coagulación de la sangre. Los efectos no son instantáneos; la muerte suele producirse varios días después de la ingestión inicial, periodo durante el cual el animal se vuelve más vulnerable a los depredadores, lo que multiplica su impacto en la cadena alimentaria.

Ya en 2018, un estudio del CDFW encontró restos de rodenticida en el 8,3 por ciento de los cerdos salvajes analizados en California y en un preocupante 83 por ciento de las muestras de osos, especialmente en zonas cercanas a proyectos de control de ratas.

Los cerdos salvajes, que en realidad son híbridos entre jabalíes y cerdos domésticos, se alimentan de casi todo lo que encuentran, incluidos cebos envenenados o roedores moribundos. Esto los convierte en un eslabón clave en la propagación involuntaria del tóxico.

El uso de difacinona en California se ha restringido desde 2024, permitiéndose solo a técnicos certificados. Sin embargo, los restos de veneno siguen apareciendo en la fauna local. Para las autoridades, esto es una advertencia: si el cerdo está azul, algo va mal, pero incluso los que no muestran signos visibles podrían estar contaminados.

Con información de César Vega Martínez, periodista del área de Magazine en BioBioChile