El turismo moderno comenzó solo recién a tomar en cuenta la longevidad para que las personas llegadas a ese estadío disfruten y aprovechen las bondades de la industria sin chimeneas.
La vejez representa un elemento importante para la economía de un país, su relación con las labores y las compensaciones, además de los medicamentos necesarios significan datos a tener en cuenta.
De ahí que muchos investigadores profundicen en ese elemento e indaguen en las ventajas de tener una mejor salud a determinadas edades avanzadas.
Pese al agobio de la modernidad, hoy muchas voces apuntan a la búsqueda de una longevidad, sobre todo capaz de disfrutar de calidad de vida, ancianidad lúcida y activa.
En una oportunidad, el doctor Eugenio Selman-Housein Abdo (1930-2015), fundador y presidente del Club de los 120 años en Cuba, confesó a este periodista que, pese a su criterio, que el ser humano podría vivir 300 años.
Selman-Housein Abdo (Matanzas, Cuba), no fue un iluso o autor de ciencia ficción, llevó una larga trayectoria que incluyó ser Doctor Honoris Causa en Ciencias Biológicas de la Universidad de Oriente, y Profesor de Mérito del Instituto Superior de Ciencias Médicas Especialista de 2do Grado de Cirugía.
Aunque sus opiniones pueden sorprender a muchos, y hasta generar una sonrisa burlesca, se trata más bien de una filosofía, alegoría o estrategia, que ponga en la mira de las personas, y sus potencialidades más saludables.
Al margen de cualquier interpretación de esas palabras, en su Club figuran muchas personas veteranas que, mediante su forma de vida atestiguan la posibilidad del ser humano de llegar a cotas insospechadas.
Algunos informes mundiales certifican estas prevalencia de los humanos, pues a inicios de diciembre de 2012 murió la persona considerada en ese momento la más anciana del orbe, la estadounidense Besse Cooper, título que después detentó Dina Manfredini con 115 años, nacida el 4 de abril de 1897.
En el sexto masculino, el récord de vida lo poseía el japonés de 115 años Jiroemon Kumura. Pero ambos estuvieron lejos de la marca de la francesa Jeanne Calment (1875-1997) quien vivió 122 años y 164 días.
Entonces, ¿Cuánto podrá vivir el ser humano?, ¿qué calidad puede presentar el terrícola en una etapa tan avanzada de su decursar?
UN HUMANO MAS VIEJO Y MAS ACTIVO
Elementos como la obesidad, el tabaco, el alcohol, las drogas y desfavorables hábitos de vida (todos ellos vinculados con economía y comercio), falta de movimiento y ejercicios, tanto para la mente como el cuerpo, condimentan los problemas que perjudican la longevidad.
La mayoría de los expertos coinciden en la posibilidad de que la tecnología y los descubrimientos de la ciencia puedan aportar en el futuro elementos concretos para prolongar la existencia.
Algunos informes médicos, señalan a los humanos entre los mamíferos con más tiempo de vida que pueden llegar a un máximo de 120 años, aunque los países más ricos establecen un promedio que en unos casos sobrepasa solo los 70 y en otros los 80, con diferencias a favor de las mujeres.
El mundo industrializado cambió los parámetros desde los 50 como tope hasta la esperanza más larga de vida, en las mujeres japonesas de hoy, los 83 años.
Ese aumento de la esperanza de vida lo logran las niponas a través de métodos tradicionales en cuanto a tres elementos básicos: alimentación, higiene y medicina.
En 2001, por ejemplo, las tres cuartas partes de las personas con más de 60 años vivían en los países en vías de desarrollo, una evidente contradicción. Envejecemos como parte de un proceso natural, esa selección nos debilita desde el mismo inicio de nuestras vidas.
En España, residen más de 10 mil personas mayores de 100 años, en una población de unos 45 millones de habitantes, lo que no representa ni el 0,025 por ciento de la población total, de lo que se puede intuir, junto con otros datos, que el cuerpo no está capacitado para esa longevidad, al menos por ahora.
Los científicos están divididos, unos opinan que el envejecimiento del cuerpo es debido al de las células, irreversible; otros propugnan el predominio de los genes, controlables.
El biólogo estadounidense Leonard Hayflick no considera el envejecimiento una enfermedad, estima que curado el cáncer y los padecimientos cardiovasculares el hombre ganaría 15 años de vida. Tal situación no depende de los genes, sino de la degeneración celular, los órganos y los procesos metabólicos.
Por su parte, el jefe de la División de Enfermedades Renales e Hipertensión de la Universidad de Colorado, Estados Unidos, doctor Richard Jonson, descubrió que al modificar los genes de un gusano en laboratorio, este puede vivir menos tiempo, por tanto depende de ajustes genéticos.
Uno por un camino, otros por otro, concluyen que el ser humano podría tener 120 años como esperanza de vida, si se modifican sus genes o aprende a proteger las células y que estas no se gasten con tanta rapidez.
Un estudio de la Universidad de Chicago predijo los 85 años como media de esperanza de vida. Con datos de Japón, Estados Unidos y Francia se reafirma estar aún lejos del siglo como esperanza de vida.
Pero hay detalles de la ciencia que pueden aportar esperanza, como es el caso de la nanotecnología, que permita en breve repuestos corporales duraderos.
Se trata de pequeños sensores, microordenadores, aparatos tan minúsculos que puedan implantarse y ser factibles a control para cuidar la salud, con tratamientos automáticos, para sustituir los engorrosos chequeos médicos.
En la actualidad comienza la creación de repuestos corporales, como una cadera de aleación de metal con durabilidad de 100 años, que permita aguantar 100 millones de pasos, los que alguien de 50 caminaría hasta cumplir los 100.
Algunos científicos señalan la responsabilidad de la enzima telomerasa, capaz de evitar que los telómeros pierdan tamaño, especie de fuente de juventud para las células.
Estudiosos del Albert Einstein Collage of Medicine de Nueva York notaron en la mayoría de quienes sobrepasan los 100 años una mutación genética que les mantiene elevado el colesterol HDL (también llamado colesterol bueno).
Otros científicos consideran los criterios del experto Aubrey de Grey como míticos, más cercanos a la Biblia, donde próceres vivieron 900 años, como Matusalén.
Ese médico fundó un instituto en California que investiga la longevidad humana y cree que en vida logrará ver las herramientas necesarias para la cura del envejecimiento, con desaparición de enfermedades originadas con la vida y de esa manera extender la existencia de manera indefinida.
Tal extensión, está al alcance de las medusas turrotopsis nutrícula, dice. Para el científico, en los próximos 25 años estará listo el control médico de todos los padecimientos causados por infecciones.
En su filosofía, el futuro traerá al ser humano ir al médico solo para mantenimiento, terapia genética, de células madre y estimulación inmunológica; hablaríamos de geriatría preventiva.
Las estadísticas añaden que para 2030 existirá más de un millón de personas por encima de los 100 años. Japón lleva la delantera mundial con unas 44 mil personas centenarias o más.
Con información de Roberto F. Campos/Prensa Latina
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