No es novedad que los teléfonos móviles se han convertido en extensiones inseparables de nuestras manos, pero no solo las extremidades son presas del celular. La ciencia ha reconocido un nuevo malestar físico que ha comenzado a instalarse silenciosamente entre nosotros: el llamado «cuello de texto». Aunque su nombre puede sonar curioso —incluso simpático—, se trata de un problema real, con consecuencias concretas para nuestra salud.
El «cuello de texto» hace referencia a la tensión y sobrecarga que sufre la zona cervical, es decir, la parte alta de la columna vertebral, como resultado de pasar largos periodos de tiempo mirando hacia abajo, generalmente al interactuar con un celular, tableta u ordenador portátil.
Esta postura aparentemente inofensiva ejerce una presión desproporcionada sobre el cuello. De hecho, estudios muestran que inclinar la cabeza unos 60 grados hacia adelante, posición típica al usar el teléfono, puede ejercer hasta 27 kilos de presión sobre las vértebras cervicales. Comparemos: equivale a cargar a diario con el peso de un niño pequeño.
Los médicos explican que, al principio, las molestias pueden parecer menores: rigidez, pequeñas contracturas o sensación de cansancio en el cuello y los hombros. Pero con el tiempo, esa tensión sostenida puede provocar dolores crónicos, desplazamientos vertebrales, cefaleas tensionales y dificultades posturales. Incluso, afecta la respiración, la digestión y el estado de ánimo, ya que una postura encorvada puede incidir en cómo respiramos y cómo nos sentimos.
Este fenómeno no distingue edades: afecta a adultos que trabajan frente a pantallas, a adolescentes que pasan horas en redes sociales y a niños que ya manejan dispositivos desde muy temprana edad. Nuestra columna, diseñada para sostenernos erguidos, empieza a sufrir las consecuencias de una tecnología que nos mantiene constantemente cabizbajos.
Sin embargo, gestos sencillos y conscientes podrían ayudar a prevenir este problema. Basta mantener los dispositivos a la altura de los ojos, para evitar inclinar la cabeza. También es útil hacer pausas activas durante el día, estirando el cuello, rotando los hombros y caminando un poco.
Otra recomendación valiosa es fortalecer la musculatura del cuello y la espalda con ejercicios suaves y evitar usar el celular por largos periodos estando acostados o en posturas incómodas.
Además, es clave tomar conciencia del propio cuerpo: ¿cómo me siento después de media hora con el teléfono? ¿Dónde siento tensión? ¿Estoy respirando profundamente o apenas me doy cuenta de cómo me siento? Recuperar esa conexión con nuestro cuerpo es esencial para cuidarlo mejor.
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En momentos donde todo parece ocurrir detrás de una pantalla, mirar hacia el frente, levantar la cabeza y estirar la columna no es solo una forma de prevenir el dolor físico, sino también una manera de recuperar presencia, equilibrio y bienestar a la vista de los demás.
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