Uno de los pilares fundamentales del sistema de salud cubano es sin dudas el Programa Nacional de Inmunización (PNI), entre los más completos y eficaces de América Latina pese a las dificultades en cuanto al acceso a insumos y materias primas por el bloqueo de Estados Unidos y los retos sanitarios actuales que afronta el país.
La celebración de la 14 Semana Mundial de la Inmunización, del 21 al 26 de abril, es ocasión ideal para recordar que mediante el PNI, establecido en 1962, y elogiado en múltiples ocasiones por la Organización Mundial de la Salud (OMS), se garantiza la protección de los niños cubanos contra 13 enfermedades.
La cobertura de vacunación en el país ha superado el 95% en los últimos años, convirtiéndose en un referente regional. Desde la década de 1960 Cuba ha implementado un esquema de inmunización que no solo ha reducido drásticamente la incidencia de enfermedades prevenibles, sino que también ha logrado erradicar algunas de ellas, convirtiéndose en un modelo a seguir en muchas naciones.
Gracias a la efectividad de un sistema de vacunación sistemático, accesible y gratuito Cuba desde 1962 logró erradicar la poliomielitis, y desde hace décadas tampoco reporta casos autóctonos de sarampión, difteria, tosferina, rubéola y parotiditis.
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Asimismo son reconocidos sus resultados en el control del tétanos, fiebre tifoidea, enfermedad meningocócica, meningitis por haemophilus influenzae tipo b y hepatitis b. Estos datos son reflejo del compromiso del sistema de salud cubano con la prevención y el bienestar infantil.
El programa cubano de vacunación se distingue por su enfoque integral que incluye la investigación, desarrollo y producción de vacunas propias garantizando un acceso equitativo a la inmunización para toda su población.
Destacan las vacunas contra la hepatitis B y la meningitis que no solo han sido utilizadas a nivel nacional, sino que también han sido exportadas a otros países, contribuyendo así a la cooperación internacional en materia de salud.
Un aspecto que merece atención es la forma en que Cuba ha enfrentado desafíos recientes como la pandemia de la COVID-19, pues ratificó su capacidad para desarrollar vacunas eficaces —Soberana y Abdala— que permitieron el control de esta crisis sanitaria global.
También la concienciación en torno a la vacunación ha sido esencial para el logro de estos resultados. Las campañas de prevención y promoción de Salud que se promueven en el país contribuyen a que la percepción sobre las vacunas sea positiva y que la población esté bien informada y confíe en sus beneficios.
El Programa Nacional de Inmunización ha demostrado ser una herramienta efectiva en la lucha contra enfermedades prevenibles. La salud pública es un reto colectivo y la sostenibilidad del sistema de vacunación es crucial para el bienestar de la población.
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