En un mundo cada vez más afectado por el cambio climático, la Meteorología se erige como una ciencia crucial en la prevención de los desastres naturales que impactan en diversas áreas de la vida cotidiana, la economía y la seguridad de la población.
Fenómenos naturales como las lluvias y sequías, las erupciones volcánicas, los terremotos, huracanes y las variaciones de temperatura han condicionado el desarrollo de las civilizaciones en distintas épocas de la humanidad.
En la actualidad la meteorología es una disciplina esencial para conocer y comprender los fenómenos atmosféricos y prever sus efectos permitiendo a los gobiernos desarrollar estrategias de adaptación para mitigar riesgos, enfrentar desafíos climáticos y construir un futuro más resiliente y sostenible.
En los tiempos actuales la Meteorología no puede ser subestimada, su relevancia se manifiesta en múltiples facetas de nuestra vida diaria y en la sostenibilidad de nuestro planeta.
Los pronósticos meteorológicos constituyen una herramienta vital para la planificación agrícola, el desarrollo de la actividad turística, la gestión de recursos hídricos y la seguridad en el transporte terrestre, aéreo y marítimo.
De igual manera esta información es vital para la salud pública porque permite la prevención de enfermedades en épocas de calor extremo o lluvias intensas.
Hoy, gracias a los sistemas de alerta temprana basados en pronósticos meteorológicos, las comunidades y residentes en zonas vulnerables cuentan con información autorizada, confiable y oportuna para enfrentar eventos climáticos extremos con la adopción de medidas que permitan salvar vidas y reducir daños materiales.
No podemos olvidar el papel educativo que desempeña la Meteorología porque la divulgación científica sobre fenómenos climáticos fomenta una mayor conciencia pública y un compromiso colectivo hacia prácticas más sostenibles.
Además, el monitoreo y análisis de datos climáticos son fundamentales para entender las tendencias a largo plazo que afectan a nuestro planeta porque el calentamiento global, impulsado por la actividad humana, ha alterado los patrones climáticos con afectaciones a la agricultura, la disponibilidad de agua y la biodiversidad.
En Cuba desde la creación del Instituto de Meteorología (Ismet) en 1965 son apreciables los avances de esta ciencia tanto a nivel tecnológico como de recursos humanos, garantizando con antelación el seguimiento y pronóstico de probables trayectorias e intensidad de cualquier fenómeno natural que pueda representar un peligro.
El trabajo desarrollado por el Ismet influye de manera decisiva en el desarrollo socioeconómico del país. Durante las últimas décadas, en estrecha colaboración con la Defensa Civil, ante la ocurrencia de eventos hidrometeorológicos ha contribuido a minimizar la pérdida de vidas y daños económicos.
Cuba presta especial atención a esta disciplina, consciente de su importancia para asegurar el bienestar, protección y seguridad de los ciudadanos y el desarrollo sostenible. En el Caribe, el Instituto de Meteorología realiza valiosas contribuciones al estudio de las distintas variables del tiempo.
El servicio cuenta con 68 estaciones meteorológicas, una red de ocho radares que cubre todo el archipiélago cubano y mares adyacentes y 14 centros provinciales.
A medida que el clima se torna cada vez más variable y extremo, la Meteorología es una ciencia imprescindible para la preservación de la vida en la Tierra.
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