Si ChatGPT ha sido la gran revolución de la IA en los últimos tiempos, la inteligencia artificial generativa ha llegado para quedarse. Hoy repasamos qué puede aportar realmente a la sociedad y cuáles son los principales retos a los que debe enfrentarse.
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La inteligencia artificial (IA) ha llegado para transformar la forma en que vivimos, trabajamos y aprendemos. Y, así, podemos reconocer en ella una oportunidad. Los sistemas que han nacido a partir de la IA nos permiten, por ejemplo, rediseñar y optimizar procesos productivos, automatizar tareas y personalizar productos y servicios. Y, con todo ello, mejorar la calidad de vida de las personas.
Estos sistemas se basan en el análisis de datos, su materia prima para generar conocimiento y valor. Pero la IA no se limita a analizar los ya existentes, sino que también puede generar nuevos datos y contenidos a partir de ellos. Hablamos, en este caso, de inteligencia artificial generativa (IAG).
La IAG es una de las tendencias más innovadoras y prometedoras y hay quien tiene muy claro cómo se encendió esta llama. “Desde que ChatGPT irrumpió en nuestras vidas ha ido creciendo exponencialmente hasta convertirse en una tecnología viral. Alcanzó los 100 millones de usuarios en tan solo dos meses, algo que no había ocurrido con ninguna otra tecnología”, asegura Elena Gil Lizasoain, directora de IA y Data de Telefónica Tech para España y América. Y a diferencia de lo que ocurría en décadas pasadas, cuando hablábamos del “invierno de la inteligencia artificial” porque apenas había avances, “hoy ya podemos asegurar que estamos en la primavera de la inteligencia artificial”, según afirma Alfonso Ibáñez, responsable de tecnología en inteligencia artificial en Telefónica Tech.
La inteligencia artificial generativa es capaz de generar todo tipo de contenidos, diseños, modelos, formulaciones, estructuras, simulaciones o soluciones a partir de los conocimientos que ha adquirido previamente. De esta forma, puede inspirar o complementar la creatividad humana, así como automatizar y acelerar ciertas tareas. Todo ello, en ámbitos y sectores muy diversos. Sus algoritmos pueden procesar información multimodal (texto, imágenes, sonidos, datos, audio…) para generar nueva información o transformar y mejorar la ya existente para corregir errores, crear nuevas composiciones, cambiar su idioma…
“Hoy en día, las empresas están poniendo el foco en construir inteligencias artificiales que les permitan analizar, extraer y generar texto para intentar automatizar todas las tareas relacionadas con la gestión documental de sus distintos departamentos. Sin embargo, hay casos muy concretos que, en función de su tipología de negocio, pueden tener unas necesidades más multimodales: necesitan analizar imágenes, generar vídeos, reproducir o transcribir audios, generar código o datos sintéticos…”, señala Alfonso Ibáñez.
Inteligencia artificial generativa, sector a sector
Los sistemas de inteligencia artificial generativa tienen ya múltiples aplicaciones en el mundo empresarial, en todo tipo de ámbitos y sectores y en compañías de todos los tamaños, dotándolas de nuevas herramientas que potencian su eficiencia, su competitividad y su resiliencia.
Todos los beneficios de la IAG
Son muchos los beneficios que trae la adopción de la inteligencia artificial generativa, tanto para personas individuales como para empresas, administraciones y organizaciones de todo tipo. Y entre ellos podemos destacar tres: la IAG estimula la creatividad y la innovación, aumenta la productividad y la eficiencia y mejora la experiencia y el conocimiento.
Si hablamos de estimular la creatividad y la innovación, hay que valorar que la IAG puede inspirarnos y ofrecernos nuevas ideas, de manera que complementa y amplia el horizonte de la creatividad humana. Encontramos muestras de esta cocreatividad en sectores muy diversos. Un algoritmo de IA podría, por ejemplo, generar varios diseños para un chasis automovilístico teniendo en cuenta requisitos de funcionalidad, seguridad, materiales, peso, rigidez, estética, sostenibilidad… Y, después, un diseñador humano seleccionaría el diseño más adecuado o, incluso, podría combinar elementos de varios de ellos.
Sobre aumentar la productividad y la eficiencia, hay que tener en cuenta que automatizar ciertas tareas, reduciendo el tiempo, el coste y el esfuerzo necesario para realizarlas, permite optimizar recursos y que las personas puedan dedicarse a labores de más valor. También hace que el proceso sea más flexible y que los resultados sean personalizados y actualizados. Esto podemos verlo, por ejemplo, en la atención al público, donde asistentes virtuales pueden generar respuestas adecuadas y coherentes para las consultas que se les realizan.
Y, finalmente, hay que tener en cuenta que, con todo ello, también son capaces de mejorar la experiencia y el conocimiento de sus usuarios, empleando siempre los métodos más adecuados para cada circunstancia. Así, pueden ofrecer soluciones que se ajusten a sus necesidades, preferencias y expectativas. Si pensamos, en este caso, en contenidos educativos o informativos, lo vemos muy claro: la IAG puede adaptarlos a diferentes niveles, a las habilidades del estudiante, a su idioma o a sus condiciones físicas, creando contenidos completamente accesibles.
Retos y desafíos
Pero, como todos los grandes cambios y avances, la inteligencia artificial generativa llega de la mano de grandes retos y desafíos que, como no podía ser de otra forma, también deben ser abordados y mitigados. Todo ello, con el objetivo de garantizar un uso ético, responsable y seguro de esta nueva tecnología.
Para empezar, es fundamental que los contenidos o los datos generados por IAG sean de calidad y veraces. Puede ocurrir que arrastren sesgos, errores o limitaciones de datos a partir de los cuales han trabajado, generando nuevas piezas falsas o engañosas, que difícilmente se distinguen de lo real. Esto puede generar confusión, desinformación o desconfianza, algo que hay que evitar a toda costa. También es muy importante que no infrinjan la propiedad intelectual o los derechos de autor de los creadores originales, copiando, imitando o modificando sus obras sin consentimiento ni reconocimiento. Por último, es esencial que sean éticos y responsables, que respeten la igualdad, la privacidad, la seguridad y la dignidad de las personas.
Si entramos en el terreno empresarial, hay otro gran reto que añadir a la lista: la cuestión económica. “En los últimos tiempos, lo que las empresas han estado haciendo ha sido experimentar. Lo más importante era probar cómo la IAG podía impactar y añadir potencial a cada negocio. Ahora, el mayor reto es pasar de esas pruebas a un entorno productivo y buscar el retorno de la inversión. Demostrar que, realmente, puedes integrar esta tecnología en tus operaciones”, añade Elena.
El papel de Telefónica Tech
Telefónica Tech ofrece soluciones avanzadas para ayudar a empresas y organizaciones de todos los ámbitos y sectores a aprovechar al máximo el potencial de la tecnología. “Lo que hacemos es acompañar a las empresas a implementar, de manera exitosa, proyectos de inteligencia artificial. Y a combinarla con otras tecnologías que se refuerzan con ella, como puede ser Cloud, Internet de las Cosas, Blockchain y, por supuesto, Ciberseguridad”, explica Elena Gil Lizasoain. Estas soluciones las diseñan y gestionan profesionales especializados en IAG que, junto a sus muchos socios estratégicos, han llevado a Telefónica Tech a posicionarse como socio tecnológico de referencia.
Su objetivo es ayudarlas a tomar mejores decisiones de negocio y, para ello, crea respuestas totalmente adaptadas a las necesidades de cada cliente. Desde aprovechar al máximo el potencial de sus datos, hasta impulsar una transformación digital segura, pasando por lograr una mayor eficiencia, competitividad y sostenibilidad en sus operaciones a partir de la arquitectura Big Data y la ciencia de datos; así como la consultoría para descubrir oportunidades de negocio, la analítica más avanzada, el gobierno y la ética del dato, el cumplimiento normativo o, incluso, la formación.
Predecir qué nos depara el futuro siempre es difícil y más si tenemos en cuenta que nadie imaginaba una realidad como esta hace unos años. Sin embargo, Alfonso Ibáñez se muestra optimista con lo que está por llegar: “Estamos empezando, todavía estamos en la rampa de salida. Tenemos mucho camino que recorrer. La IA cada día es más potente, continúa innovándose, cada modelo mejora el anterior… y va a acabar impactando de verdad, cada vez más, en la vida de las personas”.
Con información de elmundo.es
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