cerveza cristal, producción, Bucanero, Holguín
La fábrica de cerveza Bucanero produce la famosa Cristal, muy demandada por su exquisito sabor en Cuba. Foto: Archivo

La cerveza, una bebida con historia      

Es raro hoy en día el que no haya acompañado una comida con una buena cerveza. Estés donde estés siempre hay diferentes marcas de esta bebida fermentada que se prepara con granos germinados de cebada y se aromatiza con lúpulo, ingrediente que le da ese sabor amargo.

Si estás en Cuba puedes disfrutar, por ejemplo, de una buena Bucanero, Cristal o Hatuey, y si te llegas a la provincia de Holguín también de la famosa cerveza Mayabe, marca muy popular y desde luego aceptada por los habitantes de esta región del archipiélago que la consumen, sobre todo, en tiempo de carnavales, fiestas de cumpleaños o de fin de año y cuando un grupo de familiares y amigos deciden un encuentro informal.

Como muchos otros productos la cerveza también tiene su historia. Los primeros vestigios de su existencia se remontan al año cuatro mil antes de nuestra era, cuando los sumerios —creadores de una floreciente civilización en Mesopotamia— grabaron en tablillas de barro la forma de elaborar el siraku. Se trataba de una bebida de granos y panes de cebada fermentada.

Siglos más tarde, la diosa romana de la agricultura, Ceres, le dio nombre a la cerveza: En aquella época los galos la llamaron cervicia o cerevicia y los hispanos ceria o celia.

Esta bebida contiene más de dos mil compuestos, todos naturales: agua, cebada malteada, flores de lúpulo, levadura y otros. Sus minerales y vitaminas, especialmente del grupo B, la hacen compatible con una dieta sana y equilibrada, siempre que se beba con moderación y no esté contraindicada. Además, posee menor graduación alcohólica comparada con otras bebidas.

Según diversos estudios científicos, la fibra soluble, en cantidades adecuadas y como parte de una dieta sana, puede ayudar a regular los niveles de colesterol y facilitar la digestión y el tránsito intestinal.

El consumo moderado de cerveza aporta una importante cantidad de la ingestión recomendable de fibra soluble, mucho más que la de los jugos de frutas comerciales, los refrescos y el resto de las bebidas alcohólicas.

También puede complementar el aporte de fibras de otros alimentos como los cereales, muy ricos en fibra soluble. La ingestión recomendada de fibra dietética es de 30 gramos diarios, de los que un tercio debe ser soluble.

En Holguín se encuentra la factoría de cerveza Bucanero. Allí pude hablar con Miguel Ávila Pérez, especialista en química cervecera, graduado en Dresde, Alemania. El nos cuenta que “la fabricación de la cerveza comprende tres fases esenciales: malteado u obtención de la malta, elaboración del mosto con malta o lúpulo (mosto: nombre dado a diferentes caldos que se obtienen mezclando materias vegetales con agua, y que sirven para fabricar alcohol o bebidas alcohólicas)”.

“El tercer paso es la fermentación, la cual se debe a una levadura que transforma los azúcares fermentables en alcohol y gas carbónico”.

“La fermentación se efectúa en dos tiempos: una principal y otra secundaria. En ciertos casos —denominados fermentación baja— la fermentación se efectúa a la temperatura de ocho grados y dura de ocho a 10 días, mientras que la segunda se prolonga de dos a tres meses entre cero y dos grados”.

“En otros casos —fermentación alta— la temperatura es, primero, de 15 a 20 grados durante cuatro o cinco días, y luego de cuatro a cinco grados”.

El envase en botellas, toneles, bidones u otros recipientes, se hace con grifos isobarométricos, que ajustan herméticamente en el envase y permiten llenarlo y taparlo sin que baje la presión del líquido, pues de no hacerse así, la cerveza perdería una parte de su gas carbónico.

La cerveza contiene por término medio 12 por ciento de extracto —dextrina, maltosa, pentosana, y otras—, nueve por ciento de materias nitrogenadas, cinco por ciento de alcohol —las hay de 12 o más grados—, tres por ciento de materias minerales, 0,25 por ciento de gas carbónico, 0,25 por ciento de glicerina y pequeñas cantidades de tanino, ácidos orgánicos y materias colorantes.

Según Ávila “los factores como la alta o baja fermentación y el grado de tueste de la cebada dan lugar a una amplia gama de aromas, colores y sabores: clásica rubia, de gran poder refrescante, y una de las más consumidas universalmente; extra y negra, cervezas de degustación más tostadas”.

Los diferentes tipos de cervezas se beben según la ocasión. La rubia y ligera generalmente acompañan a la perfección en las comidas, en fiestas familiares o sociales, o en encuentros amistosos. La negra, menos difundida, puede beberse de acuerdo con el gusto, indistintamente.

Lo importante es consumir ambas sin exageración para cuando se reúna un grupo de amigos o de familiares el encuentro sirva para disfrutar de una buena cerveza y refrescarnos, como es en el caso de los que vivimos en zonas tropicales.

En otra ocasión regreso para contar más sobre esta espumosa bebida que también se fabrica en la ciudad de Holguín, con elevada calidad internacional, mientras disfruto de una excelente cerveza Cristal, la marca que yo prefiero como cubano a la hora de refrescarme del intenso calor en este verano boreal.

José Miguel Ávila Pérez
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